Seamos sinceros: este restaurante, que hace gala con un cartel en su puerta de tener un tenedor (aún no me explico cómo), vive y subsiste gracias a los militares (y más en concreto, a los cadetes). ¿Lo digo sin criterio? Pues no, ellos mismos pueden reconocerlo perfectamente. De hecho, preguntan muy a menudo…