Andaba yo por Sevilla Este muerto de hambre. Podía haber entrado en cualquiera de los cientos de bares que hay. Pero no, estaba antojado. Quería comerme un kebab, a cualquier precio. Así que me empecé a patear toda la avenida de las Ciencias, casi desde el comienzo, hasta el hotel Vértice, y luego la vuelta…