Siento una extraña fascinación por el parque del Retiro, de hecho, lo recorro cual robot siguiendo SIEMPRE la misma ruta, subo por la cuesta de Moyano, parándome en cada una de sus librerías e intentando no morir asesinado por ningún skater, una vez iniciado el parque voy a parar irremediablemente al afamado…