Clec, clec, clec, clec, clec… Cloc. ¡Mierda! ¿De repente tengo una pierna más corta que la otra? ¡No! El tacón de mi zapato izquierdo acaba de abandonarme… Allí está, derecho en el suelo, a un metro detrás de mi. Lo recupero. Clec, cloc, clec, cloc, clec, cloc… Llego a casa…La diferencia entre los zapatos…