Me apetecía pizza a mí, que hacía mucho que no la comía, y como no entré en la de Oviedo, quise entrar en la de Avilés; allí me encontré con una horda de fanáticos de Fernando Alonso que chillaba a los televisores disfrutando de su ocio y atormentando el mío, y que hacían Tetris por las mesas que iban quedando…