Hasta hace un tiempo, ir al Super Park era una dosis de adrenalina para mí.Me encantaba caminar cerca de ahí e imprevistamente decir las palabras mágicas: «¿vamos al Super Park?».Y es que disfrutaba del Martillo. Entrar, ver juegos, caras felices, comer una manzana acaramelada o un algodón rosa, eran…