Bueno, acá sufro una dicotomía grande. Es un lugar HERMOSO, la comida es rica (los ravioles de berenjenas son la gloria) pero la recepcionista y los que atienden se creen que son Carolina de Mónaco. Las mesas muy juntas (si engordo 3 kilos no entro en las que están en las esquinitas de la PB). Caro, pero bueno…