La Cantina de Papaíto

Papaito es un lugar mágico, cuando entras es como entrar a un pequeño lugar de otro mundo y de otro tiempo simplemente no encaja con el pueblo, muy buena música, buena onda, cocina a puertas abiertas con comidas más que excelentes (recomiendo el lomo al champiñón o las picadas mediterráneas), arte por todos lados (esculturas, cuadros, fotografías). De vez en cuando se hacen fiestas con djs de trayectoria.

Fuimos con mi marido porque los comentarios que tuvimos acerca del lugar y de los platos que ofrecía, eran más que excelentes. Una noche de sábado fuimos a cenar a Papaíto. Llegamos y el naranjita asignado fue muy gentil y algo mencionó del restaurant, algo que tendriamos una linda velada. Al entrar al local, tenia todo lo que a Facu y a mi nos gusta, música intrumental de fondo a un volumen prudencial, luz tenues dando al lugar mucha calidez y la ambientación al estilo «bohemian chic». Una chica nos dirigió a una mesa redonda, pequeña, creando un ambiente íntimo. Ella con una simpatia innata nos sugirió algunos platos pero nos inclinamos por unas pastas que estaban deliciosas. Cocina gourmet de esa en que los sabores te abren los sentidos. Para extender la noche, pedimos postre y hasta ahi era la noche perfecta hasta que… pucho amigo del visitante de la mesa de al lado comienza a envolvernos con ese olor que aborrezco. No saliamos de nuestro asombro, no podiamos creer que alguien estuviese fumando en un lugar cerrado. Sin paciencia alguna llamamos a la moza y al comentarle acerca de episodio ella con una simpleza dijo «chicos aqui se permite fumar adentro a partir de las 12». Indignados a tal repuesta, dejamos el postre a medio terminar y salimos huyendo antes que el humo se nos impregnaran en la piel. Lo gracioso que luego al comentarlo con amigos ellos ya lo sabian. Lo característico es que se puede fumar adentro! Lástima, no voy más.

Lugar típico de película del oeste con el comisario corrupto que hace lo que quiere.
Acá no tengo idea de la policía, pero el lugar cuenta con una impunidad impresionante.
Muy lindo, muy rico, buena atención, pero lo importante es que no tienen respeto por el próximo, dejan fumar adentro.
No me importan nada, no se puede, hay leyes que lo prohiben, más allá de que sea un lugar intima, en un pueblo, no me importa, nada esta por encima de las leyes. Y encima cuando reclamas prácticamente se te ríen diciendo «acá si se puede» NO ACÁ TAMPOCO SE PUEDE, en ningún lugar s e puede fumar adentro.
Pero lamentablemente parece que es más común de lo que pensamos ya que cuando lo comentamos varios incluso se apuraron en un «no solo eso»
Lastima, era un lugar para hacerlo propio. No creo volver.

Hace poco un amigo del barrio se cansó del ruido y la furia de la ciudad, y se mudó a Unquillo. Lo vamos a visitar seguido, una de esas veces el asado del mediodía se prolongó hasta tarde, y cuando se hizo de noche mi amigo anunció: «los voy a sacar al bar del pueblo». Por la forma en que lo dijo pensé que íbamos a terminar en algo así como una pulpería, o en un antro bien hippie donde sonara Vox Dei, pero nada más errado. Papaíto es un bar-​restaurante clásico de Unquillo, una casona antigua de techos altos que se encuentra en una esquina bastante concurrida. Cuenta con varios espacios «espaciosos», valga la cacofonía. El día que nosotros fuimos el ambiente era relajado, había varias mesas con parejas y amigos cenando. Elegimos para sentarnos una especie de habitación con sillones que rezaba «sector fumador»: el paraíso. La atención fue muy cordial, y los precios, los normales. Algo que me encantó fue la iluminación tenue y la comodidad de los sillones. Pedimos cervezas negras, pero nada para comer porque el asado de mediodía había sido copioso. Queda pendiente para la próxima, ver qué tal es la comida que ofrecen. Y está claro que va a haber próxima, porque Papaíto nos re gustó.

Papaíto es un bar que tiene unos años en Unquillo, pero al que curiosamente va poca gente que sea de la zona, muchos clientes son de Córdoba o alrededores.
Esta ubicado en una esquina clásica de Unquillo, la de inicio de la Doble Avenida. Es un Bar con buena onda, donde suelen ir Djs a tocar.
El lugar no es muy grande. Es una casona que durante muchos años fue un bar donde iba mucha gente grande, pero como no era muy concurrida cerró
Hace poco fuimos con una amiga a una fiesta donde tocaba un Dj. que llevan años en la música, Cristóbal Paz.
Cuando llegamos a la puerta nos dicen que la entrada valía $ 100, y no íbamos a pagar eso a esa hora!!!
De repente, viene el dueño, y a nosotras y otro grupo de chicas nos dejó pasar gratis y dijo: no entra nadie más! Una suerte!
El lugar por dentro tiene buena onda, hay varias mesas porque tambien podes ir a comer algo. Tiene una barra que se nota que tiene varios años, con varias opciones, pero he visto barras más completas.
En las paredes hay murales, cuadros y algunas frases pintadas. Hay varias habitaciones que conservan esa onda de casa antigua. En una de esas habitaciones hay una mesa de pool. Además de Djs, algunas veces tambien tocan bandas en vivo y organizan muestras de artistas de cordobeses.
Buena opción para pasar un buen rato.

En este bar se respira magia.
Está ubicado a 1 hora en auto de la ciudad de Córdoba. Si bien por acá tenemos muchos bares cerca, cada tanto nos damos el gusto con amigos de irnos hasta Papaito.
Este bar es súper cálido. La decoración que tiene es rupestre y creativa: algunas luces están rodeadas de tiras de colores, en la pared podes encontrar cosas como una red de pescar extendida, hay cuadros de distintos estilos y tamaños, entre muchas otros ornamentos.
Al ingresar hay una pequeña sala, donde tocan los artistas en vivo. Acá también podes encontrar una barra bastante grande rodeada de banquetas, y mesas para sentarte en grupo.
Un poco más al fondo, esta sala continúa y conserva el estilo.
Si no estás interesado en escuchar tan de cerca la banda, podes ubicarte en una salita anexa que tienen a la derecha, con sillones, parece bastante cómoda.
La atención es excelente. La carta de bebidas y comidas es amplia aunque falta algo muy importante: no tienen ni pizzas ni empanadas. Hace poco fui y tuve que pedir verduras salteadas, porque estaba con poco hambre y las comidas disponibles eran muy elaboradas. La carta está escrita con fibrón a mano en un pedazo de papel marrón.
Un par de semanas atrás fui a escuchar a este bar a «Chimi & Bross». El sonido es excelente, si bien los músicos tienen poco espacio para instalarse y dar el show.