Victoria Winner’s Bar

Este es un muy tradicional bar de la ciudad ubicado en la esquina de San Lorenzo y Roca. Casona antigua (y muy linda) reconvertida en bar/​resto. La decoración y toda la ambientación está muy buena, todo muy bien logrado, con toques de cosa rústica pero en su medida justa.
La comida es muy rica, sus pizzas valen mucho la pena y ni hablar de sus desayunos. La atención se destaca también. Los mozos son bien old school, chapados a la antigua pero buena onda. Está muy bien climatizado, sectorizado y con correcta distribución.
Los precios son un poco caros, pero realmente vale la pena ir al menos una vez y probar esas deliciosas pizzas con una birra bien fría. Está ubicado en el centro, así que no hay excusa para no visitarlo. También se destacan sus desayunos, todo muy rico y bien servido; suma muchos puntos.
No vamos a encontrar el mejor bar de la historia de Rosario, pero la verdad que es muy meritorio que a pesar del paso de los años, Victoria siga manteniendo ese status y esa prolijidad que tan necesarios son a la hora de elegir un lugar donde pasarla bien.

Otro de esos bares tradicionales y vaaan…
Es que Rosario se caracteriza por miles de estos típicos bares en casonas antiguas remodeladas. Y Victoria es uno más de ellos. Todo bar tradicional va acompañado de los tradicionales mozos! Esos mozos con cancha para atender, que con una mirada ya sabe que lo estas llamando, que conoce los tiempos del consumidor, que tiene una memoria privilegiada y se destaca por su predisposición y buen humor.
Imperdible el patio de este lugar, único e inigualable, perfecto para los fumadores, una fuente antigua y miles de platas te trasladan a la Rosario antigua y te desconecta del ruido y caos del centro.
Recomiendo con fervor la pizza vegetariana. No me caen bien los vegetarianos pero suele gustarme mucho su comida y esta pizza no tiene desperdicio.
Attenti, prestar atencion a las vidrieras del bar, unos coloridos fileteos las decoran! hermosos!

Este bar es uno más de los tantos que podés encontrar en el Microcentro rosarino. Debo decir que antes de entrar por primera vez siempre pensé que era un típico bar donde las abuelas se juntan a jugar a las cartas y al burako. Su fachada de estilo antigua, las mesas y sillas y su decoración me traían esta imagen. Tan alejada de esta idea no estaba, pero… supo cautivarme.
Cuando estaba trabajando en una empresa de marketing online, hace un par de años, y andaba todo el día de acá para allá entrevistando negocios, solía elegir un lugar por cada zona que visitaba para hacer mi parate diario, descansar un poco las piernas, tomar algo fresco, leer los titulares de los diarios y también conectarme a internet para seguir trabajando. Este bar un día se convirtió en mi elegido. Tiene mesas muy cómodas y un sector un tanto alejado del bullicio. Ambiente climatizado y también un hermoso patiecito donde podía ir a fumarme un cigarrillo.
El café es bueno y siempre tienen en una vitrina de exposición unas tortas deliciosas para poder acompañarlo.
También he ido a cenar con amigos y amigas, probamos las pizzas y nos encantaron! Bien finitas y con mucho queso. La cerveza te la sirven bien helada, con frapera para que no pierda el frescor.
Respecto a los precios me pareció medio carito, en la zona podés encontrar otro lugar de similares características y pagar mucho menos. Creo que el estilo que tiene y las comodidades hacen que sea un poco más costoso.

Si hay un tipo de bar que me encanta, es ese bar en el que el caos de la vida hipermoderna desaparece y en el que te sentís trasladado hacia atrás en el tiempo. Uno de esos bares es, claramente, el Bar Victoria.
Con decenas de años de antigüedad, ya desde afuera el bar te invita a entrar. Es un edificio viejo muy bien preservado, con una fachada verde oscuro elegante e imponente. Afuera tiene algunas mesitas, pero las veredas del centro rosarino son angostas, así que mejor pasar adentro.
Lo primero que te recibe es el clima agradable (aire acondicionado en verano, calefacción en invierno), y un mostrador con postres, tortas y galletas caseras que te hace dar ganas de saltearte la comida para ir directamente al postre.
El bar tiene forma de L, y en el centro hay un patiecito acogedor donde pueden sentarse los que a mitad de la comida quieren prenderse un cigarrillo. La decoración es refinada y te traslada a mitad del siglo pasado, con sus carteles y sus adornos. Aún así, la modernidad se cuela en ese rinconcito de pasado: hay wifi y televisores pantalla plana siempre encendidos.
Yo siempre fui a merendar. Tienen varios tipos de café y de té, y si pedís algún té especial, te lo traen en hebras, con tetera individual; es muy precioso todo. Las tortas son muy ricas, lo mismo que los alfajores (de chocolate y maicena). Con las medialunas nunca tuve suerte, porque se ve que piden una cantidad limitada de facturas y para las 6 de la tarde ya no les queda nada.
La postal de todos los días: las señoras que piden café y torta y arman un torneo de Burako a media tarde.

El restó Bar Victoria es tan antiguo como el barrio y para aquellos que solemos frecuentar el microcentro es difícil no conocerlo. Es un lugar tranquilo y amplio donde encontrarse con alguien y tomar un café en la esquina de San Lorenzo y Presidente Roca o comer un plato de buena comida casera y escapar del ruido de la ciudad.
El Victoria (así lo conocen todos) tiene un patio donde la gente suele ir a fumar, donde hay una fuente, plantas y mesas claro. Ahora el bar está modernizado y es bastante cómodo pero no pierde el espíritu de esos bares de barrio de principios del siglo pasado y este es encantador. Hay que destacar que cuenta con una muy buena atención (los mozos son famosos por ser geniales), los medios días tiene menú, no falta el Wifi, TV, hay siempre tortas recién hechas para quien quiera merendar una porción y están a la vista cuando uno recién entra (si los dulces son tu debilidad, entre con los ojos cerrados o será imposible resistirte).
La comida es abundante y está muy bien presentada, los precios son normales para la ciudad, nada extravagante. Lo bueno del victoria es que hay gente haciendo muchas actividades todo el tiempo, en una época se juntaba gente para practicar inglés, y te podías sumar aunque no conocieras a nadie y hacerte amigo, también hay gente jugando juegos por las tardes.
Indispensable: probar las pizzas.