Puesto de Diarios de Las Cuatro Plazas

Hermoso lugar las cuatro plazas, nocierto? Me gusta mucho porque cuando era chico e íbamos al club de mis primos en colectivo, pasábamos siempre y yo miraba todo, en mi ciudad no hay plazas lindas y eso era una masa porque se juntaban con sus edificios cerquita y por el medio las calles.
Así que cuando me agarran ganas de morir y se cruzar con las ganas de resistir, a algún lado me escapo, éste muy cada tanto tiene mi visita.
La última vez que fui, esas casualidades me cruzaron con este kiosco de los clásicos de revistar y diarios, siempre que paso casualmente por alguno, pido el suplemento de arquitectura que me gusta, no lo compro seguido, cuando puedo y me acuerdo. Pero cuando estuve acá, se me ocurrió preguntar por un librito de una colección, que era el único que me faltaba y de un arquitecto que a mí me gusta mucho.
¿Podés creer que lo tenían? No lo había podido conseguir nunca.
Le mando un saludo y un agradecimiento al señor, que le pedí que me traiga otro que no tenía, y nunca lo fui a buscar, re mala gente yo, perdón señor me colgué!
Él un simpático bárbaro, me alegró el día y dejó más sentimientos hermosos para las Cuatro Plazas.

No son muchos los puestos de diarios que quedan en la ciudad. ¿Será que la pantalla está matando al papel? La tecnología digital, la crisis… quién sabe. Pero acá tenemos un kiosco de diarios ejemplar, con añares ensima, y con una variedad impresionante en diarios y revistas.
Es un kiosco que tiene muchas revistas coleccionables, de esas que vienen dentro de una bolsita con cd ilustrativo. Pensar en este kiosco me introduce en una marimba de sensaciones felices de la adolescencia, cuando con mis hermanos íbamos en la bici a preguntar si ya había salido tal o cual número de tal o cual revista.
Revistas de música, de rock, de diseño, era cantado que acá las tenían.
Como todo buen kiosco de diarios, está estratégicamente posicionado en una esquina. En este caso, la esquina de la plaza acumula muchos lectores de tapas de diarios y revistas que esperan alguno de los bondis. Qué mejor que llevarse el diario calentito a la mañana, para leer en el largo y traficado trayecto al centro de la city.
Recomendadísimo, y esperemos que siga muchos, muchos, años más.