Marbet Helados – Gourmet Store – Pichincha

En pos de alterar la rutina que existe en mi familia cada vez que nos vienen a visitar a Rosario, fue que llegamos y descubrimos Marbet Helados Gourmet. Debo admitir que apenas entré sentí la responsabilidad y el peso que recae sobre uno, cuando sugiere un nuevo lugar que va a reemplazar (al menos y sin saberlo, por esa vez) al tan querido anterior.
La suerte jugó a nuestro favor y descubrimos una gran heladería!
Si bien el espacio en sí, (al menos en la de Pichincha) es bastante reducido, después de pedir tu helado, tenés dos opciones: o, te sentás en los baquitos que hay en la puerta de la heladería o, cruzas la calle y te vas a tomar el heladito frente al río (ahora en primavera, eso es impagable). Cada uno elige su propia aventura.
Los helados son inmensos (costó terminarlos) y los gustos, de los más variados. Yo pedí frambuesa y chocolate blanco con dulce de leche, sublime.
Tiene sucursales en distintos puntos de la ciudad, así que no hay más que buscar donde.
Buena atención y lo que es importante, precios super accesibles.

Muy ricos helados, y a un muy buen precio!
En comparación el conito de dos bochas es super abundante, por $ 33 es una ganga!
Pedimos de distintos gustos gourmet. El que más me gustó fue el de capucchino caramel. Pero había más de 10 gustos exclusivos. Detalle para los que saben, te dan cucucrucho dulce por el mismo precio. Ojo al piojo!
El espacio que tienen adentro es chiquito pero está bien para pedir el helado y esperar a que los demás tengan el suyo. Los banquitos de la vereda son para 2 personas, cómodos lindos, pero si vas a la tarde ya el sol no les está dando y todavía no hace tanto calor como para comer helado a la sombra.
En frente tenes el parque entero para sentarte donde quieras, o si querés, como hicimos nosotros, te sentas en el medio de Wheelright que a esa altura tiene unos bancos laaargos. Ahí te da el sol, estas en medio del tránsito, pero comiendo tremendo helado te olvidas de todo.
Creo que más allá del sabor tener un lugar tranquilo para poder disfrutar del helado es algo indispensable para catalogar a la heladería de buena.

Siempre fui fan de los helados. De hecho, de chica no podía entender como las heladerías cerraban en invierno, esto delata mi edad. Por suerte, desde hace ya un tiempo largo están abiertas todo el año.
Llegué a Heladería Marbet por recomendación de mi jefe de aquel momento. Cada vez que alguien en la oficina hacía referencia a helados o postres, con voz grave, casi solemne, él daba cátedra sobre la calidad de los helados de Marbet… y acto seguido, me preguntaba si ya los había probado. Claro, él también era muy heladero y yo no podía ser tan descortés de no seguir una sugerencia, a pesar de que teníà la camiseta puesta de otra heladería.
Finalmente, me ganó por cansancio y fui. Primer punto: olvídate de los gustos aburridos o tradicionales. Te tientan sus especialidades gourmet, sabores exclusivos.
La heladería estaba impecable y, al menos en el local de calle Pellegrini 1050, podés disfrutar de tu helado en unos cómodos sillones.
Es una heladería para arriesgarte y pedir sabores más exóticos porque no decepciona, nada de chocolate y frutilla al agua!

Si me pasé de kilos en el embarazo no fue justamente por comer verduritas. Debo confesar que los tentadores cuartos de Marbet fueron compañeros ideales en mis noches veraniegas de gestante.
Es que heladerías hay a rolete, pero solo ésta tiene verdaderos gourmet stores. La cadena cuenta con varios locales en la ciudad, pero acaba de abrir uno nuevo en Wheelwright 1983 que es realmente un encanto.
El local es lo suficientemente chiquito como para albergar un par de exhibidoras y dos o tres mesitas, pero se destaca por una magia especial, (que yo atribuyo a su calidez y ambientación). Además, se suma su ubicación, y la tranquilidad del barrio en días de semana. Sábados y domingos la zona es más concurrida pero aun así muy pintoresca.
Volviendo a lo de gourmet, realmente sus productos alcanzan tranquilamente esta calificación. Personalmente, todavía lucho contra la tentación de entrar cada vez que paso por la puerta a degustar una bochita de mousse de chocolate (exquisito!) y limón (para mí uno de los mejores de la city).
Además, sus postres helados son ideales para llevar de postre si te invitan a una cena, por su relación calidad-​precio y su presentación.
Los que se puedan dar el lujo, no dejen de pasar. Previo paseíto por el parque. El tip: aprovechen los banquitos de madera que tienen en la puerta. Un primor!