La Casa del Almanaque

Dentro de todas las tradiciones del mundo, porque lo considero una tradición, creo una de las más antiguas es esta, la del almanaque.
Este negocio tiene más años que su cartel, pero es un clásico, y allí esta, imprimiendo y ofreciéndote almanaques y otras yerbas para elegir hasta que se canses la vista. Talonarios de papel, que amo, tarjetas de comunión, y manteles de bar. Llaveros, bolígrafos, agendas, aquello que se pueda convertir en objeto de regalo empresarial.
Tienen algunos modelos únicos en su estilo y género.
Los hay con bromas, paisajes, chistes, tipo cartas eróticas para los amigos o te reciben la publicidad o foto que le quieras poner.
Me encantan esos almanaques que uno va arrancando la hojita día a día como tenía mi abuelo en su negocio, es como si fueras deshojando la existencia a lo largo del año.
Esos también los tienen, incluso con frases del día como ««Mantén tu mirada en el horizonte, mientras haces todo lo que tienes que hacer día a día», de autor desconocido y poco expresivo.
Los hay pequeñísimos con la foto del papa, de un angelito o de un payaso de circo amargado. Odio los payasos.
La cuestión es que para hacer 500 para el negocio de mi amigo el del taller mecánico, le elegí 250 de chicas en maya y 250 con imágenes de monumentos de la ciudad de Rosario
Espero esconda la caja bajo el taller y no los vea su mujer.