Hemeroteca de Biblioteca Argentina

Hace poco, viendo un programa de preguntas y respuestas con un amigo, preguntaron que cosa se archivaba en una hemeroteca, yo sin duda respondí «diarios», mientras qué mi amigo, no teníà la menor idea. Me sorprendí, ya que en los primeros años de la secundaria, yo ya había visitado esta varias veces. Habíamos tenido que hacer trabajos de seminario sobre temas de actualidad, entonces en vez de investigar en libros, investigábamos en diarios. Re lindo era.
Lo primero que hacés es buscar el tema que buscás en el fichero. Es hermoso lo manual de todo el sistema. Yo siempre iba a consultar por el dragado del río Paraná. Te manda a una fecha y año y diario. Vas a buscarlo, es un LIBROTE, de todas hojas de diario enganchadas, algunas más amarillas, otras más nuevas, algunas volcadas. Siempre me gustó mucho el diario, pero más en esta era de tecnología avasalladora, el diario en papel. Ese olor a noticias nuevas. No se, cada diario además de la historia universal, tiene su historia propia, la de llevar las noticias a la gente. Un diario de hoy, leído por primera vez dentro de un año, también lleva noticias nuevas a quien lo está viendo. Me parece un sentimiento maravilloso.
Un lugar que me transporta a lugares mágicos.
Ni hablar que el que quiere puede ir a leer el diario de hoy, sin ningún problema, antes de que sea archivado!

Recuerdo haber ido cuando estaba en primer o segundo año de la facultad. Tenía que hacer un trabajo sobre Rosario (tema recurrente digamos), y buscar las fechas de algunos acontecimientos vinculados con el plan director de la ciudad.
Como es habitual cuando uno esta empezando el camino de la facultad, menejarse solo, investigar, estábamos tanto yo como mis compañeros totalmente perdidos. Primero fuimos a la Biblioteca Argentina, por calle Presidente Roca, pero ahí nos indicaron que la entrada de la Hemeroteca quedaba a la vuelta, por calle Santa Fe. Si no hubiésemos manifestado nuestro desconcierto con la bibliotecaria, creo que hubiéramos pasado todo el día intentando localizarla. Pasa muy desapercibida, pero bueno una vez que entrás es un lugar muy especial.
Nos asesoraron muy bien, por momentos me sentía una niña que le tenían que explicar todo, pero bueno es un poco la idea que le dan esos lugares, pensás que te van a tratar mal o con mucha seriedad.
La sala es chiquita, pero súper acogedora.

Un lugar que en el siglo XX! parecería que no tiene sentido, pero nada que ver. La hemeroteca es un lugar privilegiado para la investigación periodística y académica con una gran variedad de material local, nacional y extranjero.
Esta institución es un anexo de la Biblioteca Argentina Juan Álvarez, aunque tiene su propia dirección y equipo. La sala de consulta es muy linda y al asomarse nomás, puede percibirse el aroma a historia en el aire.
Ofrece los servicios de consulta en sala de diarios y revistas, préstamos a domicilio, asesoramiento bibliográfico y búsquedas especializadas, hay fotocopiadora.
Allí funciona la Biblioteca Depositaria de las Naciones Unidas, con material exclusivo de este organismo internacional abierto a la consulta del público que lo solicite.
La atención es muy buena, siempre que fui (aunque confieso que hace tiempo) me atendieron superbien. Me acuerdo de pedir ejemplares de diarios viejísimos y que me den una carpetas enormes de cuando todos los periódicos se imprimían en formato tabloide.
Para consultar material sólo es necesario presentar el DNI.
Algo que siempre me encantó de este lugar es ver a la cantidad de gente, en gran parte adultos mayores, que van allí a leer los diarios del día.
¿Alguna vez viste la tapa de los diarios del día en que naciste? Si andás por el centro, es una buena idea!

Si uno no la está buscando y no sabe que está ahí, la Hemeroteca de la Biblioteca Argentina pasa totalmente desapercibida, apenas una puerta grande de hierro forjado en la pared de un edificio antiguo como tantos otros del centro, una placa en la pared explicando qué es ese lugar.
Yo fui la primera vez buscando material sobre bibliotecas argentinas. Apenas entré me recibió un mueble con ficheros que apenas entra en el hall estrecho, donde ordenados por orden alfabético y temático se encuentran indexados todos los artículos periodísticos que hay para consultar. Pasando la puerta hay un mostrador donde suele haber trabajando dos empleados, y después está la sala de lectura.
¡Es tan bella, la sala de lectura! Pequeña, si se compara con la de la Biblioteca, pero cómoda y acogedora. Las mesas de madera oscura tienen varias sillas cada uno y son amplias, para que entren los grandes libros en los que los diarios están encuadernados. Hasta hay WiFi gratuito y libre; sólo hay que pedir la contraseña.
La Hemeroteca está muy bien provista con diarios nacionales y locales (quisiera recordar desde qué epoca son, pero no lo recuerdo. Sé que los más viejos son los Clarín), que incluso tienen encuadernados la sección de avisos clasificados. Y si no sabés bien qué estás buscando o cómo encontrarlo, los referencistas son muy atentos y están bien predispuestos a ayudarte.

¡¡AMO este lugar! Al ser periodista tuve que ir innumerables veces durante toda mi etapa de estudiante y la verdad que siempre fue algo mágico.
La Hemeroteca fue creada en primera instancia como una sección de la Biblioteca Argentina «Dr. Juan Alvarez», con el fin de coleccionar diarios, revistas, boletines y todo material documental de carácter periódico, transformándose en un centro de estudio, investigación y consulta en el cuál existen aproximadamente 100.000 ejemplares de publicaciones periódicas que abarcan desde 1850 hasta el día de hoy.
Si te gusta la historia y los medios de comunicación no existe mejor lugar para comenzar a empaparte de información que éste. Apenas entrás ya se siente ese hermoso olor característico del papel viejo que todo lector reconoce al instante y te transporta directamente a otros mundos.
En ésta época en la cual google y wikipedia están tan al alcance de la mano mucas veces se pierde esa intriga que causa una verdadera investigación en la cuál es necesario moverse de la computadora y empezar a caminar, preguntarse, revisar, ensuciarse y hasta frustrarse; éste lugar sigue brindando ésta oportunidad y eso es algo para no desaprovechar.