El Tala Club

En enero de 2015 empecé natación en El Tala, jamás lo había hecho lo cuál hizo que me costara muchísimo arrancar con ésta actividad (la preferida de los doctores), con poco tiempo en la ciudad de Rosario, mi novio, conocedor de la mayoría de los club´s de la ciudad, me llevó sin dudar a éste. La pileta tiene 25 mts de largo, en verano la descubren y es hermoso nadar a cielo abierto. En invierno no hay inconvenientes más que la fiaca de salir de casa para poder nadar, los vestuarios son excelentes, super calentitos, ducha fuerte y caliente, el lugar es limpio y muy cómodo. Siempre fui a horarios diferentes y todos los profesores son geniales. Desconozco el resto de las actividades del club, pero cada vez que entraba me daba la sensación de un lugar de pertenencia para el barrio, para los chicos que veía jugando al basquet o las niñas que iban a voley y cada tanto te encontrás con un grupo de señores tomando un vermut y prendiendo un fueguito para deleitar algo a la parrilla.
Hace una semana estoy viendo y averiguando de otras piletas de natación. Por cuestiones de distancia se me complica ir a El Tala y parece no haber nada mejor por lejos. Distancia vs. comodidad es mi dilema de estos días. Aunque lo mejor es no dejar de nadar!

El ejemplo perfecto de un club bien de barrio, como los de antes. Constituido solamente por una cancha de básquet, una pileta y un buffet, al igual que la mayoría de este tipo de instituciones. La gente que asiste al mismo es casi siempre la misma, se conocen todos con todos. Como es de esperarse, debido al tiempo que pasan en las canchas desde chicos, este club suele sacar muy buenos jugadores de básquet, formando un equipo que siempre compite en la liga rosarina.
El aspecto en que más me he interiorizado de este club, es la natación. Una enorme pileta, muy buenos profesores, y flexibles horarios, llevan a que este sitio sea ideal para practicar dicho deporte. Los horarios se extienden desde las 8 de la mañana hasta las 22 horas, combinando enseñanza de natación tanto para niños como para adultos. Además, se puede ir a nadar libre, en un andarivel exclusivo para este fin.
En las fotos adjunto un horario de todas las actividades disponibles en la pileta, con requisitos y precios.

El Tala, club de barrio, de juegos juveniles, de familias y amigos que se juntan a tomar una coca, de asado y comidas, de café para los viejos mientras leen el diario.
Un club que se mantiene gracias al aporte de los socios y su comisión.
Algo que me maravilla cada vez que voy es la gran cantidad de trofeos que tienen en la entrada, son miles, dorados, plateados, grandes y chicos, de todas las disciplinas y de diferentes años a través del tiempo.
E la cantina nunca falta el hombre que tomando su desayuno o merienda está leyendo las noticias o el fútbol. Venden sandwichs, gaseosas, minutas y meriendas.
Por dentro una cancha de básquet hace que den ganas de saber jugar este deporte, es muy linda y tiene un piso nuevo, en perfectas condiciones. Allí pueden practicarse otros deportes como el voley, que de hecho se hacen prácticas intensas en este club.
Tienen cancha de fútbol 5 y un grupo de patín bueno y numeroso. Aparte la pileta, tan adorada en el verano cuando el calor húmedo nos sofoca en la ciudad. Hay parrilleros infaltables, claro, y un ambiente muy lindo, barrial, amistoso, familiar y cómodo.
Para poder acceder en necesario cumplir ciertas condiciones, certificado médico, bucodental y una cuota accesible.
El cartel del Tala (por fuera) está algo abandonado, pero las apariencias engañan, queridos lectores, adentro es limpio, amplio y bello.

¡Qué lindo que sigan existiendo los clubes como El Tala! Aunque es uno de esos lugares bien-​de-​barrio está muy cerca del centro, apenas una cuadra pasando Pellegrini, y por eso confluye ahí gente de distintos puntos del centro, no sólo para las prácticas deportivos sino también, y especialmente en verano, para disfrutar de las piletas.
Conserva esa mística de club chico, con mantenido por los socios y la comisión con mucho cariño y cuidado, lo que se nota en las instalaciones, que sin un lujo, siempre están en buenas condiciones edilicias y de limpieza.
Tiene una cantina donde se puede almorzar o cenar y también comprar algunos productos como sándwiches y gaseosas.
Para los amantes del básquet, El Tala brilla con su cancha, de piso de madera, que también se usa para practicar vóley y cuenta además, con una cancha de fútbol 5.
En el patio del fondo hay un pequeño sector de pasto y plantas, parrilleros y están las dos piletas, una grande y otra para los más pequeños.
Definitivamente vale la pena ir a disfrutar de la pileta en verano (hay que pagar una cuota que es bastante accesible y llevar certificado médico) y es un buen lugar para encontrarse con amigos, en un ambiente familiar y con mucha buena onda.

Desde mi adolescencia que no soy socia de ningún club, lo que equivale a no tener ningún lugar al que ir a la pileta en el verano, y eso es muy triste, con lo que a mi me gusta el agua. Por eso un verano con una de mis mejores amigas nos pusimos en campaña para buscar un club al que ir a pasar las tardes de calor y, delimitando la zona y lo que podíamos pagar, terminamos eligiendo El Tala.
El Tala es el típico club de barrio, a apenas una cuadra de Avenida Pellegrini, en una zona cómoda para ir y volver. Me gusta porque es un club muy limpio y ordenado, con varios espacios que se pueden disfrutar: una cantina apenas entrás, con televisor, cocina funcionando durante gran parte del día, mesas y un espacio amplio para estar cómodo; un galpón detrás, que tiene la cancha de básquet/​voley/​fútbol de salón y las gradas, y el sector de pileta al fondo, con un pequeño espacio de pasto y algunas plantas para instalar las reposeras, las lonitas y preparar el mate.
La pileta es amplia, con el agua casi siempre muy limpia (a veces no está tan cristalina pero bueno); hay una pileta para chicos, y un espacio bastante amplio a los lados para instalar las reposeras; pasadas las seis de la tarde cierran algunos canales de la pileta principal para la gente que practica natación. Los vestuarios son amplios, con varios baños y duchas, muy cómodos para cambiarte para volver al mundo; y en la temporada de verano siempre suena cumbia o pop en los parlantes que dan a la pile. Nosotras elegimos este club por estas características y por el precio relativamente accesible para usar las instalaciones sin ser socio del club; el ambiente es muy familiar y, si bien te piden revisación médica y bucodental, si un día vas y no las tenés, suele no haber mayores inconvenientes y te dejan pasar, con la advertencia de que la próxima vez no van a dejarte pasar sin los papeles correspondientes (al menos así me ha pasado en los días domingos, quizás en la semana sea más estricta la cuestión).
Además de hacer deportes, en el club se pueden practicar otras actividades, como artes marciales y diferentes danzas (una amiga iba a salsa con el novio), a las que te podés inscribir sin necesidad de ser socio. Realmente, un club pequeño pero muy lindo.

El Tala Club es la representación de mi infancia. Es un club de barrio, en el centro pero pasando Pellegrini, lo que lo lleva a una zona más tranquila.
Tiene una pileta grande y una chiquita para niños, un sector de parrillas y un poco de verde para poner la reposera. Además hay una cancha de fútbol 5 y un salón multiusos donde dictan clases de salsa y realizan diferentes actividades. Hay un bufet con mesas y sillas muy bien atendido. También es habitual la práctica de voley.
Pero la vedette del club y su principal actividad es la cancha de básquet. Una cancha hermosa con piso de madera y techada. La escuelita de básquet y su equipo que por períodos está en la A rosarina son muy reconocidos por la calidad de los jugadores.
El club no es gigante pero tiene cómodas instalaciones. Los vestuarios han ido mejorando en los últimos años y son realmente confortables. La pileta se climatiza durante el invierno y entonces se da natación todo el año.
Yo fui al Tala desde que nací hasta los 17 años que empecé a preferir otros planes. Hice muchos años de gimnasia deportiva y aprendí a nadar en esa pileta. Iba a los torneos de básquet a ver a mi hermanos y a los partidos de voley a acompañar amigas. Hoy — muchos años después — vuelvo a ir con mis sobrinos. Las tardes de verano de mi infancia y adolescencia pertenecen a este club, amigos, primeros novios. De todo fue testigo el Tala, un club superfamiliar, de clase media, tranquilo, donde se pueden hacer muchas actividades sin pagar una fortuna.