El Palacio de la Oportunidad

Día de reseñas… Feriado largo… Pasar x El pala de la oportunidad… Fue un caos… La gente… Se amontona en cada lugar… Pero esta todo muy organizado… En cada lugar tenes algún empleado /​a que te asesora… Las cosas no son muy caras pero tampoko tan baratas… Un precio accesible… Además la calidad es bastante buena… Lo negativo es cuando llegas a la caja es peor que un supermercado, avanza o no avanza más… Tenes que ir temprano y salir temprano… Por que te pasas todo el día adentro, nunca terminas de recorrerlo. Volvería siiii x las cosas del hogar, basar y ropa blanca…

Solo voy sola y a las 8.30 AM. Asi si… Tranqila, recorro, miro, revuelvo, reviso y compro. De otra forma es una locura. Siempre hay mucha gente. Algo reiterado: me dejo el celular en el bolso cerrado con candado que te dan en la entrada para poner tus pertenencias y me genera mucha ansiedad saber que no lo voy a poder chequear hasra que salga del lodal.

Qué divertido que es entrar al Palacio de la Oportunidad porque hay de todo:
Tornillos, cuadros, pelucas, jaboneras, sábanas, ropa interior, crayoncitos de colores, tazas de los 90’s y más. Todo en góndolas de acá para allá, pasillos, escaleras, espacios dudosos. Es un lugar para ir a pasear y llevarse alguna cualquier cosa siempre, porque los precios resisten la inflación.
Además de lo interior, el edificio es una locura de lo lindo, para quedarse mirando cada detalle que tiene en la fachada, siempre que miro el cuarto que queda más arriba me gusta imaginar como es el interior con esa ventana con cinco arcos con una vista bastante abierta de la calle San Luis.

El Palacio de la Oportunidad función en una casona que es patrimonio histórico de la ciudad de Rosario. Este palacio neocolonial fue realizado por el Arquitecto Angel Guido, que es el mismo que impulsó la elaboración de nuestro Monumento Nacional a la Bandera. Esta casona se la conoce también como Casa Fracassi, ya que Guido la construyo en la década del ´20 para el Dr. Teodoro Fracassi, prestigioso neurólogo que en aquel tiempo era el decano de la Facultad de Medicina e hizo importantes aportes para el área de la Salud Mental.
Actualmente la esquina de San Luis y Corrientes no tiene mucha conexión con la salud mental sino todo lo contrario, es un espacio bastante loco, inquieto, desorganizado, El Palacio de la Oportunidad cuenta con tres pisos, un subsuelo, un «ascensor cósmico» (no sé por qué pero el señor que anuncia las ofertas por megáfono lo denomina así!!!), en cada nivel hay gran cantidad de estanterías repletas de los producto más variados y a precios muy bajos! Los pasillos son estrechos y es frecuente chocarse a gente cargada de múltiples elementos adquiridos allí, no tiene ventanas por lo cual cuando uno ingresa pierde un poco la noción del tiempo, si es de mañana, tarde o nochecita no se nota, miles de personas recorren diariamente este local comercial.
En la época de navidad he visto hacer largas colas en la vereda para entrar a comprar! Es el lugar elegido por personas de sectores populares, aunque se entrecruzan todo tipo de personas, clases sociales, sin diferencias en este fantástico show de compras!!!
Forma parte de sus contexto la multitudinaria calle San Luis, la Plaza Sarmiento y más de 20 líneas de colectivos que circulan a su alrededor.
Para comprar de tooooodo y a precios accesible no te pierdas la gran oportunidad que te brinda Rosario, visitá el El Palacio de la Oportunidad!!!

¡Negoción! Lo que quieras está en El Palacio de la Oportunidad.
Es un edificio enorme y caótico, te perdés, está abarrotado de productos, hay gente, hay ruido, hay una voz que te dice las promociones, pero no se puede dejar de ir!
Tiene 3 o 4 pisos (ya me perdí de sólo pensarlo) y los productos están divididos por sección. Hay de todo: indumentaria femenina, masculina y de niños, lencería, artículos de bazar, de librería, de decoración, blanco, juguetes, navidad o la fiesta que esté en ese momento, perfumería, limpieza, herramientas, cocina, etc, etc, etc, inagotable.
Para guiarse hay que seguir unas líneas amarillas trazadas en el suelo que conducen a los ascensores, escaleras, cajas y salidas.
A pesar de la enormidad y la cantidad de gente, hay mucho personal que se acerca a ver si necesitás ayuda o al que se puede recurrir a preguntar.
El problema (o la magia) del Palacio es que entraste a chusmear o a comprar algo y te vas con el carro lleno, hay tantas cosas y tan baratas mientras recorrés los pasillos que terminás alargando la mano cada dos segundos. Así y todo es una ganga.
La calidad es variable, el diciembre compré una musculosa de algodón a $ 47 (sí cuarenta y siete), la lavé varias y veces y por ahora mantiene su forma y color, pero no deja de ser una remera de 47 pesos. Asimismo hay cosas en las que no se nota la difererencia: luces para el árbol de navidad, bowls, cucharas, cuadernos.
Lo recomiendo para compras de todo tipo, sólo hay que ir con tiempo y buscar y rebuscar. Trabajan con efectivo, débito y crédito (creo que estas últimas sin recargo).

Si hay un lugar en donde parece que volvió la época del «todo por 2 pesos», y el «deme dos», es El Palacio de la Oportunidad, que, ubicado en la calle Corrientes 999, esquina San Luis, se abre en una esquina gigante, pero más grande es su interior, en donde, tenés que ir varias veces para memorizar todos sus recovecos, recorriendo los distintos pisos que ofrecen un sinfín de productos. Para todos los gustos y para todos los bolsillos, pero lo más importante, es que lo siempre hay disponible algún personal cercano para consultarle si no encontrás alguna mercadería. Yo, que siempre soy medio despistado, más de una vez me «perdí» ahí adentro, tratando de encontrar alguna escalera que me lleve hacia la salida! Bueno, pero lo que realmente vale la pena es poder contar con una especie de bazar en donde podés comprar cosas útiles sin necesidad de dejar allí la mitad de tu sueldo. Acá lo barato, sale barato, porque encima, todo lo que compré, cumplió con los estándares de relación precio/​calidad. Lo recomiendo al cien por cien. Un consejo: ¡vayan con tiempo porque hay mucho que ver en cada escaparate del local!, y si tienen niños, déjenlos con algún tío bondadoso que les haga la pata así miran todo tranquilo.

Cuando quiero algo pero no se bien qué, mí destino es siempre el negocio que en su nombre me asegure ser el «emporio», «palacio», «templo» o «rey» de lo que ando buscando. En esos lugares lo que queres no lo tienen, pero sí les das cinco minutos van al deposito y vuelven con uno parecido, un poco mas chiquitito, con la patita para el costado, de otro color, y te dejan contento.
La esquina de Corrientes y San Luis, pleno centro de la ciudad, es uno de esos. El PALACIO de la OPORTUNIDAD. Más complejo, imposible. Lo que quieras, y lo que no, al por mayor y menor. Un antiguo, y hermoso edificio que guarda dentro suyo miles de góndolas que forman el laberinto más largo de la ciudad. Hasta el momento no se ha conocido a nadie que ingresó al lugar y no se haya perdido. Tampoco se ha visto salir gente antes de las media hora de haber ingresado, y menos, con las manos vacías.
En esta época del año se caracteriza mucho por vender productos para la escuela. Entonces si entras vas a ver cientos de madres e hijos comprando el kit mundial de la educación, y todas sus provisiones para el año entero. La verdad, se vuelve un quilombo y sí no estas en un buen día ni te acerques.