El Barrilito

El barrilito es salvando las diferencias, el Santa María del Noroeste. Si salvando las distancias, porque Santa María es la Maradona de las pizzerías, pero bueno El Barrilito tiene lo suyo. Es de esos lugares que están desde siempre, y que siguen vigentes más allá de la moda de pizza con chocolate y tragos cocoliches.
Acá hay pizza, hay chopp, y mesitas en la vereda para que te dé el vientito de la calle. Así nomás. No hace falta empilcharse ni perder el tiempo en esas cosas.
Las pizzas son muy buenas, ocasionalmente cuando no hay ganas de cocinar, salimos en busca de una especial y un buen chopp helado. Otra de las comidas que hacen muy bien, y que a mí particularmente me fascinan son los carlitos. El mozo creo que está desde siempre, y es muy macanudo, siempre atento, rápido como pocos y franco para hacer sugerencias.
Difícilmente te lleves una mala experiencia.

Rubén y el chop helado son las dos mejores cosas que tiene el Barrilito. Se trata de su único mozo, pero mozo con todas las letras, esos que ya son difíciles de encontrar. De los que te dicen: «me parece que es mucho».
El Barrilito es la típica cantina para comer pizza, lomitos y terminar el domingo de la mejor manera, con una cerveza helada. Aquí venden sólo chop, gaseosas de litro, pero no mucha variedad en su carta. Se ve que no quieren ampliarla para no pifiarle y no perder el reinado de sus carlitos, pizzas, empanadas, lomitos y Frankfurt. Son muy buenos en lo que hacen y es muy pero muy barato. Aceptan sólo efectivo.
Es muy común ver a las familias numerosas en el Barrilito, las dimensiones de sus platos, y las gaseosas de litro, restan en costos y hace posible el ir a comer afuera con toda la troupe (a nosotros nos pasaba, somos 5 hermanos).
Un dato que suma mucho, es que en frente está una de las heladerías más famosas de Fisherton, Twinky. Asique la que va es que te comas un lomito con una rubia fría, y después te cruces y la cierres con un dos bochas de esta heladería. ¡Te armé un programón!

Está ubicado sobre la Av. Eva Perón (ex Córdoba), una de las arterias más transitadas de Rosario, ahí está El Barrilito, un bar que no podés dejar de visitar, un bodegón bien de barrio, que prácticamente le falta la mesa de tu comedor para sentirte en tu casa. Ya con el nombre podés percibir que se trata de un negocio que comenzó como emprendimiento sencillo, barrial, ¡y terminó con los clientes que les gusta el chopp como yo! En verdad, cuando con mis amigos tenemos muchas ganas de juntarnos sólo los varones, hacemos una recorrida mental por los bodegones rosarinos a los que podemos ir librados de nuestras señoras esposas para hablar un poco de bueyes perdidos (e inquietudes encontradas). No tenemos plan de hacer ningún ranking, pero sí de pasar lindos momentos y uno de esos lo pasamos hace unos fines de semana en este bar. La amabilidad de los que atienden hace que te den ganas de hacerte socio del bar, de quedarte a vivir…¡pegado a la choppera! El ambiente es tranquilo, nada de lujos entre sus decoraciones, como corresponde, porque así uno se siente más abrazado por el lugar. Y lo mejor es que siempre siempre… pero siempre, la bebida está fría. Es lo más rescatable que sacó este grupo de amigos que recorren bodegones incurablemente.

El Barrilito es un bar/​choppería del tipo familiar. Es chiquito, sus paredes están cubiertas con machimbre y ostenta una decoración, cuanto menos, dudosa.
Tiene un televisor con mucho fútbol para mi gusto y mesitas afuera para evitarle la experiencia a los poco futboleros.
Hecha esta aclaración, vamos a lo importante. Debo reconocer que hacen unas pizzas impresionantes! La de doble muzzarella es un manjar y si tu debilidad son los sándwiches de miga, los de El Barrilito no defraudan en absoluto.
Te atiende Rubén con sus alpargatas azules, un clásico con memoria de elefante, que nunca le erra con las sugerencias, si de cantidad de comida por comensal se trata. Muy atento, un mozo con todas las letras.
El balón sale helado, lo que pidas llega volando, sean tostados, carlitos, primavera o pizzas. Por supuesto, que para los más voraces hay alternativas potentes como el Lomito Barrilito que tiene de todo lo que imagines.
Es un lugar donde se puede comer comida rápida o minutas por precios más que razonables.
Tiene delivery y trabajan a más no poder. El barrio los ama.