Centro Cultural Roberto Fontanarrosa

El «negro» Fontanarrosa es un ícono de la ciudad, personaje cultural indiscutible a nivel local y nacional. Hace algunos años, este centro cultural que se llamaba Bernardino Rivadavia, muta de nombre en un gesto de reconocimiento y justicia.
El Centro Cultural se va anunciando desde la Plaza Montenegro, con sus grandes macetones pintados que, compositivamente, forman un degradé de rosas, naranjas y amarillos en la arquitectura del lugar. Finalmente, nos recibe con una amplia escalera y una rampa que concluyen en una fachada cubierta por puertas de vidrio.
Al entrar al lugar, hay un primer salón, donde hay exposiciones temporarias. A veces exponen obras de artistas, otras muestras itinerantes como la de una colección de objetos de los Beatles. Esta sala tiene grande paneles de yeso (durlo) en el medio que hacen las veces de paredes, ya que todos sus lados son vidriados.
Hay una segunda sala a la que se accede por una escalera o una rampa, al fondo a la izquierda. Allí, como el espacio es más amplio y luminoso, por lo general los objetos que se exhiben son de mayor tamaño.
En el Centro Cultural R. Fontanarrosa, también se hacen charlas, conferencias, encuentros para los que se utilizan las salas del interior, o la explanada que lo conecta con la Plaza Montenegro. Afuera se realizan ferias de libros, milongas y cualquier otra actividad para los que el límite ya no son las paredes sino la Peatonal San Martín.
Un lugar exacto para el desarrollo de la cultura popular y rosarina.
Podés consultar la programación aquí:

EL Centro Cultural Roberto Fontanarrosa (ex CC Bernardino Rivadavia) es uno de los polos culturales más emblemáticos de la ciudad. Situado en pleno centro rosarino, sobre Peatonal San Martín y a dos cuadras de Peatonal Córdoba, es sede de encuentros de música, presentaciones de libros, charlas y seminarios de los más diversos temas, exposiciones de arte (de todo tipo de arte) y muchas cosas más.
El Centro Cultural es un edificio enorme, una mole de cemento sobre la plaza más seca de la ciudad, y cuenta con numerosos espacios. En todas las ocasiones que fui, tuve la posibilidad de conocer tres espacios: la sala que se encuentra apenas ingresás, un espacio amplio y vacío que cuando hay exposiciones se llena de mostradores, muebles y mesas; un subsuelo al que se puede bajar por escalera, ascensor o rampa, con luces tenues y direccionadas que contrastan con la luminosidad natural de la planta baja; y un auditorio en el primer piso donde pueden verse películas y hacerse exposiciones audiovisuales.
Yo entré en cuatro ocasiones de lo más dispares. Una vez fui a una exposición sobre la Revolución Mexicana; nos llevó una cátedra de Historia de la facultad a ver fotos, documentos y piezas materiales como armas y ropas de la revolución que sacudió a México desde 1910. Otra vez fui con una amiga a ver una muestra sobre Los Beatles: la planta baja y el subsuelo estaban llenos de discos, posters, fragmentos de cartas y notas, merchandising de la época y un montón de cosas curiosas relativas a la banda de Liverpool. Otra vez íbamos con mi mejor amiga por la peatonal y nos pararon para darnos un folleto sobre cultura japonesa, una exposición que había en el Centro Cultural y que como realmente no teníamos planes, entramos a ver (nos llevamos flores de loto hechas en origami de regalo); y la última vez fui a una presentación de cortometrajes hecha por alumnos de mi facultad. Así que, si buscás algo diferente para hacer, siempre es una buena idea mirar la agenda cultural de la Municipalidad y ver qué cosas nuevas hay en el Fontanarrosa.

Este centro cultural lleva el nombre de uno de los hijos más talentosos de la ciudad, y el más fiel a ella. En este espacio se propicia la difusión del arte, a través de muestras, presentaciones de libros, ferias de editoriales independientes, recitales al aire libre en su amplia entrada. Por otro lado, tiene también un centro de convenciones y el año que pasó fue una de las sedes del XXII Festival Internacional de Poesía de Rosario, al que asistieron numerosas personalidades del ámbito intelectual y cultural. Se recitó poesía y hubo feria de editoriales independientes durante todo un fin de semana. Está ubicado en pleno microcentro rosarino, en diagonal al cine Monumental y pegado al Automóvil Club. Les recomiendo estar al tanto de los eventos que ofrezca el centro, siguiendo la página en facebook o pispeando la web.

Caminando por calle San Luis, una vez que uno llega a la plaza Montenegro se ven desde un edificio de hormigón con cierto colorido, en su fachada, en las macetas que le señalan a uno un poco el ingreso, con su gran escalinata. Recién cuando uno se aproxima ve la cartelera que indica la razón de ser de ese juego cromático: El Centro Cultural Roberto Fontanarrosa lo invita a uno a pasar y curiosear. Anteriormente llevaba el nombre del presidente de la República, Bernardino Rivadavia, y fue renombrado luego del fallecimiento del fabuloso dibujante y humorista gráfico emblema de la ciudad.
Como desde su fundación, hace más de 70 años, el sitio es epicentro de la movida literaria y cultural de la ciudad, donde dieron cátedra (y continúan haciéndolo) artistas de renombre nacional e internacional.
El lugar es comúnmente sede de encuentros literarios, disertaciones, muestras de artistas plásticos, dibujantes, fotógrafos, congresos de todo tipo y ferias de libros.
En la explanada que antecede al ingreso, suelen hacerse festivales populares, de todas las índoles.
El lugar cuenta con un bar, donde uno después de hacer la visita puede intercambiar impresiones o ponerlo como excusa para charlar un rato en un lugar que respira cultura.

Anteriormente llamado Centro Cultural Bernardino Rivadavia, tomo el nombre de Centro Cultural Roberto Fontanarrosa en honor a un conocidísimo artista gratifico de la ciudad de Rosario en el año 2012.
Con más de 3 década difundiendo cultura, respirando arte, haciendo muestras, enseñando a rosario el centro cultural abre todos los días del año sus puertas a la ciudad y es un emblema de arte y cultura.
este centro cultural cobijó a figuras como: Borges, Gelman, Soriano, Tizón, Gorodischer, Andahazi, Savater, Rosa, Sarlo, Verón, Grandinetti, Arana, Lago, Carella, Jusid, Cossa, Grillo, Caloi, Crist, Sábat, Rep, Napo, Fontanarrosa, Iommi, Quiroga, Gómez, entre otros.
Y va seguir abriendo sus puertas no solo a personas emblemáticas y conocidas de la ciudad, del país y del mundo sino a todos los que concurramos a él en busca de cultura y conocimientos

Fue fundado bajo el nombre de Centro Cultural Bernardino Rivadavia, luego cambió a su nombre actual en homenaje al notable dibujante, humorista gráfico y escritor rosarino, el «Negro» Fontanarrosa, su obra excedió lo local y lo nacional. Allí se expresan varias formas de arte: Plástica, Música, Teatro, Cine y Literatura. Se realizan encuentros, seminarios, simposios, exposiciones y más. Muchas de las actividades son gratuitas como su acceso. Está abierto de 8:00 hs. a 22:00 hs. de Lunes a Domingo.

El Centro Cultural Roberto Fontanarrosa, anteriormente llamado Bernardino Rivadavia, es un centro cultural en el cual se pone como objetivo difundir la cultura en sus diferentes disciplinas, como lo son las artes plásticas, música, teatro, cine y literatura. Además funciona como centro de congresos y convenciones llevándose a cabo encuentros, seminarios, simposios y exposiciones comerciales.
Al contar con una amplia explanada en su entrada es el lugar elegido para un sin fin de expresiones culturales como recitales, teatro, títeres, murgas, etcétera. Además se encuentra en plena Plaza Montenegro por lo que es muy fácil llegar en bondis desde cualquier punto de la ciudad.
La primera vez que lo visité todavía se llamaba Bernardino Rivadavia y no era nara parecido a cómo es ahora. El lugar estaba bastante descuidado, oscuro y medio deprimente. El cambio de nombre llegó con una remodelación que le dió un cambio de cara extremadamente necesario para un espacio tan importante para el arte en nuestra ciudad. Recuerdo que aquella vez fui a ver una muestra sobre el espectacular artista plástico Caloi y a mi corta edad quedé maravillado.