Camping del Sindicato de Trabajadores Municipales

Hace tiempo conocí el Camping Municipal porque tuve una despedida de año, con asado, tejo, música y mucha charla. Yo era ayudante de cátedra en Procesos de Modernización I (historia) de la carrera de Comunicación y los profesores eligieron este lugar para hacer una juntada más informal y descontracturada.
Como no sabía bien donde quedaba, fui con una de las profes después de comprar las cosas para la ensalada y algo dulce para la tarde. Nos reuníamos a eso de las 11 porque era jueves y casi todos tenían algo que hacer temprano o después de almorzar. Eramos 8, los dos profes, el profesor y su mujer, uno de los chicos adscriptos y yo; elegimos las mesas cerca de la playita y a disfrutar el día.
En noviembre el calor ya se hacía sentir, pero el aire fresco del río, más el verde del lugar nos hacía olvidar de la situación climática. Los hombres hicieron el asado en los parrilleros, las mujeres la ensalada y los mates para la espera.
No había mucha gente, el lugar era prácticamente para nosotros, por eso también aprovechamos a tomar sol, poner música y jugar a las cartas en una de las mesitas cercanas. Además, pudieron dejar los autos cerca porque no hay estacionamiento delimitado.
A la tarde, bajamos a la playita a jugar al tejo y para una nueva ronda de mates. Es bastante grande, había lugar para poner reposeras y por lo que comentaban, en verano muchos se meten al río. Al final, nos terminamos quedando como hasta las 17.
Me pareció una buena alternativa para pasar un día familiar, con amigos u otra ocasión similar porque la entrada era accesible porque es abierto y sin necesidad de ir con alguien que trabaje como empleado municipal. También, se puede ir en colectivo o bicicletas ya que queda cerca del centro y accesible de otras zonas de Rosario.

El Camping del Sindicato de Trabajadores Municipales está ubicado a la altura del parque Alem pero sobre el río. Atrás de las piletas. Por su mismo ingreso se accede a la guardería Río Marrón.
Si bien es de este sindicato, se podría decir que es casi público, porque la entrada para quien no es afiliado cuesta $ 20 y no es necesario ir con un municipal o invitado. Simplemente, pagás y adentro.
El predio es grande, aunque con la llegada de la guardería se redujo notablemente el espacio. Lo más lindo del camping (y diría que lo único) es la bajada al río y la playa. Como no hay pileta, te metés al río. En verano hay guardavidas y la zona de baño está delimitada por cuerdas y boyas, es seguro y playo.
Hay varios sectores de parrilleros, se podría decir que hay por todo el perímetro, y mesas y bancos de hormigón. Igualmente como los fines de semana se llena, las familias llevan sus mesas plegables y reposeras para estar más cómodos. Funciona también un kiosco de venta de bebidas y pequeños alimentos que también tiene algo de bufet.
Además hay una gran zona de hamacas y juegos para los chicos y mucho espacio para correr.
Tiene baños, aunque nunca noté si había duchas, creo que no.
Lo que no me gusta del camping es que se permite el ingreso de autos hasta donde quieran ubicarse, entonces entrar entre toda la gente, te ponen el auto al lado de la mesa, abren el baúl, las puertas y la música al palo. Y capaz vos tenías ganas de comer un asadito tranquila, con amigos o familia y de golpe se te convirtió en un boliche. Eso me molesta. Considero que los autos debería estacionarse al ingreso y listo. Además me da miedo con tantos chicos dando vueltas por ahí.
Para mí siempre fue una gran alternativa a los clubes de pesca del centro, que se han puesto caros y si querés armar un asado o un cumpleaños y no tenés lugar en tu casa, citás ahí y por una entrada mínima, juntás a todos tus amigos. También es bueno que se puede llegar cómodamente en colectivo o bicicleta.
En verano, recomiendo ir los días de semana porque los fines de semana no entra ni un alfiler.