Al principio no entendía bien, pero después al darme cuenta, la verdad que el mundo de la fantasía comercial que pudiese yo tener, me quedo pequeño para este negocio. Son de esos días que no sabes ni donde estas del cansancio que llevas, y decides entrar a por un café siendo domingo y sin muchas ganas de un bar abarrotado. A simple vista tú ves y es, un bar. Ni muy moderno, ni muy antiguo y con algunas personas en su interior que no sabía desde afuera que hacían. La oferta book, me atrajo sin más, soy una devoradora de libros y la verdad pensé, que mejor que un café leyendo cualquier cosa. Pero, no más traspasar la puerta, me di cuenta que algo extraño pasaba, porque lo que veía era una pequeña reunión, con café de por medio, eso sí, pero como si fuese una conferencia. Dado la zona en que esta, jamás podría imaginar que estarían haciendo una presentación oficial de algún nuevo ejemplar. Más me desconcertó, cuando leí bien el cartel: Libros que llevan a la fé. Salí sin más, sin saludar y sin siquiera dejarme preguntar nada porque me sentí como si hubiese caído en una inocente trampa del marketing. No me interesa hablar de si es bueno o malo, pero la asamblea de dios de filadelfia tiene este local y su idea está bien, confunde pero no ofende.