Biblioteca Argentina “Dr. Juan Alvarez”

Un lugar donde el sonido prácticamente no existe. Hermoso lugar donde leer y buscar libros imposibles. Cada vez que vine, la atención fue impecable. Da la impresión que te están esperando para atenderte con una sonrisa.
Un lugar que tiene magia y amor. Y muchos libros, no?

Para mí las bibliotecas son lugares maravillosos, estén donde estén, la Biblioteca Argentina tiene ese plus de ser la principal biblioteca de la ciudad, pública y céntrica. Particularmente creo con la entrada nueva medio que la cagaron, para mí la Biblioteca es como el caso de Jekyll y Hyde: una cara moderna, hecha sin demasiado gusto, puro cemento y, sobre todo, sin alma; y una cara romántica, urbanística, con bancos de plaza, con salida a una cortada tranquila, con plantas y cesped y con una linda fachada. Me refiero en primer lugar a la «nueva» entrada, por Presidente Roca, y en segundo lugar a la vieja entrada, por el Pasaje Álvarez, esa es mi favorita.
Al margen de esto, por adentro el edificio es muy lindo, quizás le falte un poco de mantenimiento pero aún así es un lugar en donde uno se siente bien y en donde te brindan un buen servicio de atención. Hay paredes que se usan para exposiciones de arte, pero esta claro que lo principal en cualquier biblioteca es la sala de lectura. La sala de la Biblioteca Argentina es muy interesante, alta, luminoso, con una cúpula, con lás clásicas pasarelas –en lo alto– alrededor de los estantes repletos de libros. Hay un buen clima para concentrarse pero lo mejor de todo son las viejas mesas, con declive a a cada lado, y la vedete del lugar: las viejas sillas de madera y tejido sintético, con apoyabrazos; realmente nunca me senté en una silla más cómoda que esas.
Quizás el dato desalentador sea que el salón principal sólo tiene algunos ventiladores y en verano eso puede resultar frustrante. De todas formas, y volviendo a mi querida vieja entrada, es ese un lugar magnífico. Si uno lleva sus propios libros y sólo quiere leer, es más placentero quedarse en uno de los bancos de plaza de la entrada vieja, bajo la sombra, con vistas a las estatuas, a la antigua fachada, y a la Plaza Pringles.

La biblioteca Argentina, ubicada en el corazón del centro rosarino, es la biblioteca pública más grande de la ciudad y un edificio de patrimonio histórico. Con alrededor de 190.000 ejemplares de todos los géneros, es el espacio perfecto para aquel que quiere alejarse un poco del caos de la ciudad.
La entrada principal esta por calle Pte Roca y es el edificio más moderno que posee, en cambio por el Pje. Álvarez, se encuentra la edificación centenaria. Los sectores que se pueden distinguir en su interior son, en la parte moderna, la sala dedicada a los niños, ambientada con temas infantiles, donde se realizan actividades didácticas y talleres de lectura. En la parte antigua, se encuentra la enorme sala de lectura, que es el lugar preferido por todos los amantes de la literatura, donde pueden relajarse y disfrutar de la grandísima variedad de libros que esta institución nos ofrece, con el plus del silencio y el olor a hojas de libros. Por calle Santa Fe, se encuentra la hemeroteca, con una inmensa colección de revistas, que valen la pena ojear.
Los libros se pueden leer en el lugar sin ser socio. En el caso de querer llevar el libro a casa, hay que asociarse pero por un pequeño monto. Hay un sector de computadoras, donde uno puede ingresar el título del libro que está buscando, la verdad es que es muy útil y rápido. En el recinto sin embargo, siguen estando los antiguos ficheros metálicos, debido a que a demás de seguir en funcionamiento, son una reliquia.
La Municipalidad de Rosario, ha hecho de la biblioteca una espacio para el arte, debido a que en ella se realizan conciertos, exposiciones de pinturas, noches de cine gratuito e independiente y muchas opciones más, que uno puede consultar acercándose a sus puertas.
Hoy en día el habito de la lectura en ejemplares de papel ha disminuido bastante, y el uso que se le da a las bibliotecas es muchísimo menor al que le daban nuestros abuelos, La biblioteca Argentina es un excelente lugar para intentar recuperar algo de todo eso.

La biblioteca más grande de Rosario y la más linda. Es una institución centenaria perteneciente a la Municipalidad de Rosario.
El acervo bibliográfico es grandísimo y se pueden encontrar ejemplares muy antiguos. De ella depende la Hemeroteca que tiene ingreso por calle Santa Fe. También funciona allí el Servicio de Lectura Accesible para Personas con Discapacidad que asesora y trabaja en ediciones en braille y audiolibros de la Biblioteca o a pedido de los usuarios.
La sala de lectura es el espacio más grande y bello del edificio, con grandes estanterías de libros en altura y piso de parquet. La sala es silenciosa e invita a la lectura, sentís que sólo con el sonido de pasar las páginas podés interrumpir esa magia.
Hay además, una sala de lectura infantil acondicionada para niños con mobiliario, material didáctico y de lectura y personal acorde al espacio.
Para sumar a su oferta y aggionarse a los tiempos que corren, hay un sector de internet. También se realizan múltiples actividades culturales como muestras de arte, conciertos, presentaciones de libros y talleres.

En pleno centro de la ciudad se encuentra ubicada la biblioteca Argentina, uno de los edificios históricos de la misma. Desde el punto de vista arquitectónico se pueden diferenciar fácilmente 2 sectores, el antiguo e histórico (que da a la plaza pringles) y el nuevo y moderno (que se encuentra sobre calle Presidente Roca). Cuenta con una muy extensa variedad de libros, tanto de estudio como recreativos. Es recomendable disfrutar de una amena y muy tranquila lectura en la enorme sala destinada a este fin. Además, en estas instalaciones, se suelen organizar proyecciones gratuitas de cine independiente, para ver esas películas que no pasan en los cines comunes; y también de documentales de alto contenido cultural.
Cualquier persona, sin ser socio de la biblioteca, puede solicitar algún libro para leerlo en el establecimiento, pero también está la posibilidad de, por una módica suma, asociarse a la biblioteca y así retirar ciertos libros de nuestro interés. Encontrada en la calle Presidente Roca 731 (entre Córdoba y Santa Fe), a escasos metros de la plaza Pringles.

El centro de Rosario es un caos: gente, ruido, tráfico, cuerpos que corren de un lado para el otro. Pero en medio de todo eso es posible encontrar un rinconcito de paz: ése es, sin dudas, la Biblioteca Argentina.
La Biblioteca Argentina es la biblioteca pública más grande de la ciudad. Su entrada principal está por calle Pte. Roca y tiene otra salida por el Pasaje Álvarez, que es la que tiene la rampa, aunque suele estar cerrada. Consta de dos edificios imperceptiblemente unidos, uno al frente, más nuevo, donde se encuentra por ejemplo la sala de niños, y el edificio más viejo, con los depósitos y las estanterías y la enorme sala de lectura.
Es un lugar muy apacible para leer y estudiar, con luz natural que entra por sus ventanales. Las paredes llenas de libros invitan a concentrarse en la tarea entre manos, lejos de las distracciones. Se pueden consultar libros incluso sin ser socio, apenas presentando DNI y completando la ficha para leer libros en la sala; para encontrar lo que estás buscando hay varias computadoras que tienen indexados los catálogos, pero para los más románticos siguen existiendo los ficheros de metal con fichitas bibliográficas ordenadas alfabéticamente por tema. Los libros se pueden fotocopiar ahí entro, siempre que no sean anteriores a 1950.
Pero la Biblioteca Argentina no es sólo un lugar para leer y estudiar para ser casi un centro cultural. En su sala hay conciertos de cámara, presentación de libros, conciertos de piano, presentaciones de cantantes, exposiciones de pintura, charlas, y los martes a la noche hay cine gratuito, un ciclo diferente cada mes, a cargo del licenciado Elbio Córdoba. Además, en la sala de niños se dan talleres de ajedrez, escritura creativa, poesía, guión y varias cosas más, para gente de todas las edades.
A mi, además de lo obvio, me gusta porque siempre puedo recurrir a la Biblio cuando necesito una pausa. Cuando tengo que hacer tiempo en el centro suelo caerme con un libro mío para leer; a veces la hora del almuerzo me agarra en el centro y me compro unas empanadas al paso para comer sentada en sus patios mientras miro a la gente pasar apurada por fuera de sus puertas. Siempre es bueno saber que la Biblio tiene sus puertas abiertas para el que quiera acercarse a ella y respirar.