Berlín Café

Muy lindo lugar, siempre fui re fan. Últimamente está lleno de hipsters (que no me molesta, pero parece que si no tenés un costado de la cabeza rapado no encajás), pero más allá de eso está bárbaro. La música me encanta, suelen haber buenos espectáculos y los tragos están bien

Me encanto este lugar en Rosario! Tiene mucha onda, me encanto la música q pasan. Es un bar con mucha onda. En la parte de abajo podes bailar y en el piso superior hay mesas. Volvería sin dudarlo!

Hace años que conozco y frecuento el bar Berlin, si bien no volvía desde hace un tiempo tuve un reencuentro fugaz que me recordó viejas salidas con amigos.
Entras a Berlin y ves un bar pequeño con un escenario al fondo donde se hacen shows y tocan bandas. Tienen cerveza y algunos tragos aunque no recomendables en realidad ya que la calidad de los mismos no es buena, lo mejor si no tomas cerveza es ir a algo bien básico como un ron con coca, (no pedir cuba libre porque seguramente eso termina en un chorro de minerva dentro del vaso). Mas allá de ese déficit coctelero el lugar esta muy bien y lo llamativo es que si bien no te das cuanta cuando entras, la escalera a la izquierda lleva a un piso mas abajo donde el bar se convierte en un pseudo pub/​boliche con música rock, reggae y con variados personajes rosarinos bailoteando por ahí, ademas de ser mucho mas grande de lo que parece a primera vista. El horario se extiende bastante los fines de semana por lo que es una buena opción para salir con amigos a un lugar movido pero sin el hacinamiento de un boliche (y la música de los mismos que a mi no me gusta)

A pesar de los cambios que ha tenido Berlín durante los últimos años, sigue siendo un buen lugar para disfrutar de la buena música y un ambiente privilegiado.
La música en vivo de bandas o solistas que se presentan no pierde la calidad. El espectáculo de los Jumping Frijoles es la estrella de los jueves a la noche, un grupo de improvisación que es genial. He ido varias veces a verlos y siempre es diferente. No están guionados y son súper divertidos. Además hacen participar al público.
Más allá de esto, a partir de la una de la madrugada más o menos, podés entrar al pub Berlín. El beneficio para las chicas es que entran gratis!
Podés disfrutar de un espacio arriba, que es donde se presentan los espectáculos, donde al fondo hay un escenario y apenas entrás una barra increíble. O también podes estar abajo. Yo prefiero siempre abajo. Para mí sigue siendo como descender al mismísimo infierno. A medida que bajás los escalones, el ambiente se pone más oscuro y denso. Hacia la derecha, tenés un lugar más íntimo, con sillones comodísimos, donde te sentás tranquilo a tomar unas cervezas con amigos o en pareja. Hacia la izquierda, hay una puerta (una especie de pasadizo secreto) que conduce a un lugar más amplio donde se puede bailar la música hermosa que excluyen de los boliches tradicionales. Rock and roll, blus, jazz y demás estilos parecidos.
Ah! Puede que te encuentres con una persona muy parecida a George Harrison. Parece detenido en los setenta, por la vestimenta, el peinado y los bigotes. George siempre está sólo pero hace amigos rápido.
Yo sigo eligiendo Berlín, que todavía conserva esa impronta tan particular de los bares under. Lo prefiero, antes que los mega pubs que pretenden conciliar el rock and roll con el lujo desmedido de los super stars.

Cuando recién llegué a Rosario a vivir hace seis años, la primer recomendación que me dieron para la noche fue Berlín, acompañado de «todos los estudiantes van ahí». Necia como pocas, nunca hice caso, y los años pasaron hasta que se dio la ocasión. Comprobé la veracidad de la afirmación. A Berlín se acerca gente jóven, en su mayoría estudiantes. Pero lo que no me contaron fue que no es un boliche al que se va a bailar, sino un bar al que se va con amigos a compartir unas cervezas, conocer gente nueva, escuchar buena música. La música y la gente crean un ambiente de estilo alternativo, Berlín es más que nada una alternativa al cachengue de los boliches. Una de las cosas que captó mi atención era no solo el tipo de música que pasaban, sino que pasaban una canción entera, sin cortarla, y en su versión original, sin remixarla. Me pareció un detalle menor, pero que tal vez hace a la cuestión y dice mucho del tipo de lugar. No tuve oportunidad de ir a recitales ahí, pero no dudaría en hacerlo, a pesar de que el espacio es un poco reducido. Los precios son razonables, ni tan caro ni tan barato. Creo que lo que más sale es la cerveza más allá de tragos. Lo mejor de todo para las chicas es que no pagamos entrada. Otro detalle que me omitieron en la recomendación que de haberlo sabido, habría quizá omitido mi necedad.

Puedo decir que pasé toda mi adolescencia en Berlín y de vez en cuando todavia, vuelvo a ir. Es un lugar que jamás pasa de moda. Destacado por su onda under, el lugar se llena de personas y «personajes» de todo tipo: rastas, hippies, chetos. Si vas luego de la 1 a. m, el bar rápidamente se transforma en un boliche, pequeño si, pero muy divertido en la planta baja del lugar. La música es, en su mayoria, rock nacional e internacional de los 90′ y si sos observador (como yo) hasta vas a encontrar algún que otro jean oxford.
A las 22 hs, los dias jueves hay un grupo de artistas que dan un show, se llaman Los jumping Frijoles y hacen el Match. En particular fui a verlos en dos oportunidades y debo decir que fue una mejor que la otra. Se trata de dos grupos de actores que compiten entre ellos haciendo improvisaciones propuestas por el público. Por lo cual, puedes ir todas las veces que quieras que nunca se van a repetir. Son sumamemte divertidos. La única contra que le veo a ello, es que el show no es con previa reservación, por lo cual tienes que ir temprano, hacer una fila y esperar que haya un lugar disponible.
En el bar suele ser la estrella de la noche la «hamburguesa», gigante y muy rica.
Es de destacar que hay una buena relacion de calidad-​precio.

«Mi viejo Berlín ya no es lo que era» y «Que pasó Berlín? Antes eras chévere» son las dos frases adaptadas del mundo Simpson que vienen a la perfección para describir a este mítico lugar.
La etiqueta del lugar under por excelencia ya no le queda bien y no digo que esté mal. Para nada, los lugares se transforman y están en todo su derecho de hacerlo, pero como soy un nostálgico de mis primeras experiencias en Rosario ver a Berlín cambiar tanto me hace mal. Sin contar tanta historia este hermoso lugar era lo que se podía catalogar como un «antro», mucho rock, mucha cerveza, mucho humo y precios baratos. Actualmente es el lugar cool para los rockeros con onda que van a tomarse un trago caro y bailar un poco de música no bolichera, nada más.
Por lo que siempre se caracterizó Berlín fue por su música, ya sea la elegida por los DJ’s como sus recitales. Los recitales siguen siendo bastante aceptables, pero con los DJ’s siempre es cuestión de suerte. Los jueves y sábados son los mejores días para asistir, los últimos viernes estuve me fui antes de terminar la segunda cerveza (monjita, no sirven más porrón de litro).
A pesar de todos los cambios el lugar (inmueble) sigue siendo hermoso, una casona totalmente reciclada dividida en espacios bien marcados. Apenas entras te encontrás con «Berlín», un lugar con mesas, una barra y un pequeño escenario. Al bajar (sólo por escaleras ya que no cuenta con ascensor) el espacio que se llama «los bajos de Berlín» se divide en dos. Si doblas a la derecha se encuentra un lugar con sillones y mesitas ratones, una barra y los baños en donde el volumen de la música es un poco más baja que en los otros espacios. Si girás a la izquierda te encontrás con la pista, en donde hay otra barra en el fondo ubicada al lado de la cabina de DJ.
Tip: Ir a comer los jueves por la noche cuando actúan los Jumping Frijoles, un genial grupo de teatro de improvisación de Rosario donde hacen interactuar al público. Es espectacular!

Berlín es un boliche del under de Rosario. Muy buena la convocatoria de bandas, siempre hay recitales geniales. El problema es que es chico y se organizan muy mal. Más de una vez tuve que quejarme porque no se podía ver nada. No venden cerveza grande y es otra de mis críticas.
El escenario está en planta baja, mientras que en el subsuelo, hay una barra y la pista de baile. No esperes escuchar una de los Autenticos Decadentes, porque vas muerto. Es un bar de rock, y ahí se escucha eso. Mucho internacional de los ⁸⁰⁄₉₀.
Los jueves tienen un espectáculo fijo de improvisación que es muy bueno, «The jumping frijoles», otro clásico de la ciudad.
Si te gusta salir, pero no sos de los boliches cachengue, Berlin es un lugar para vos.

Hay cosas que no te pasan nunca. Como encontrarte en un boliche con dos o tres profesores tuyos de la facultad (profesores grandes, con hijos de tu edad), que salieron «a tomar algo» un jueves a la noche, o como pasarte una hora y media con dos amigas y tres flacos desconocidos discutiendo la la inutilidad del marxismo, cervezas y fernets de por medio. O como terminar a las tres de la mañana sentada en una mesa de bar con tus amigas haciendo origamis con los folletos del propio lugar, porque el mismo folleto te indicaba «cortá acá y acá, doblá para este lado, doblá para este otro» para teminar haciendo un barquito de papel. Son cosas que no te pasan nunca, a menos que una noche te encuentres en Berlín Café y entonces ya no podés estar segura de nada.
Berlín es uno de los bares más emblemáticos de la movida cultural de Rosario, no sólo por la cantidad de bandas y artistas emergentes y reconocidos que pasan por suescenario, sino también porque es el punto de encuentro de estudiantes de las facultades públicas de la ciudad. «¿Berlineamos?» pregunta el spot del bar que se puede escuchar un centenar de veces al día por Radio Universidad, y berlinear significa rock, Manu Chao, Calle 13, alcohol y conversaciones extrañas con personas más extrañas aún en el «Los Bajos de Berlín», el sótano de Zabala 1128. Es un espacio chico, cerrado, la música fuerte y un calor a veces insoportable, pero a nadie de los que está ahí dentro le importa. Para los que se sienten un poco agobiados o ya no están para tanto baile, el bar propiamente dicho (arriba, al nivel de la calle) tiene la música más calma, mesas y sillas para sentarse a descansar y una barra mucho menos abarrotada que la de abajo. Para los que aún así necesitan aire, salir a la calle también es una opción: nosotras, al menos, tenemos pase free toda la noche, y la cortada está siempre llena de gente que te hace compañía mientras recargás pilas para volver a entrar.