Ajoarriero

Excelente lugar con una gastronomia de alto nivel adaptada a nuestro Rosario. Sigan asi!

Voy a valorar muchísimo de «Ajoarriero» la terrible originalidad que presupone ponerse un local que se base en comidas que lleven Ajo (te re cabe, Dracula)
Teniendo en cuenta que a mí el ajo no me gusta demasiado, cuando me llevaron por primera vez a este lugar pataleé como un condenado (algo así:
) sin embargo la experiencia terminó por superar mis expectativas.
Lo mejor de este lugar no está tanto en estas comidas sino en la linda atención que ofrecen y en lo impecable que es por dentro el local, a pesar de ser tan pequeño.
Tomé vino ese día, y no me gusta el vino y solamente porque me convenció el ambiente copado que sentía ahí en ese momento.
Es buena experiencia, la recomiendo, y la comida no está mal.

Ajoarriero es uno de esos restaurants que hay que ir a visitar, no solo para comer, sino para educarse en como debe ser la experiencia de cenar en un restaurant.
¿Por que digo esto? Si bien Ajoarriero no es perfecto, ni mucho menos, en Rosario hay pocos lugares que presten atención al detalle como se lo hace este lugar, donde la experiencia de la cena no solo pasa por la comida, sino por la vajilla, el diseño de cada plato/​tabla/​accesorio que será llevado a la mesa y usado por el comensal, el diseño y la funcionalidad del restaurant donde uno puede ver a los chefs trabajar en todo momento, en síntesis, el diseño de la experiencia de cenar afuera.
La panera tiene panes frescos, variados y originales, hechos in situ que son una delicia, así da gusto que a uno le cobren servicio de mesa, las entradas son servidas cada una en un recipiente hecho y diseñado especialmente para ese alimento, la comida es muy buena, el balance de los sabores es estupendo!
Entre platos uno recibe helado para aclarar el paladar, un gran detalle que eleva a Ajoarriero a otro nivel.
Los postres están muy bien logrados, las porciones no son excesivas pero son muy ricos, en general si uno siguió todos los pasos de una cena (entrada, plato principal y postre) las porciones son ideales para terminar satisfecho.
El precio es más alto que el promedio, es acorde al lugar pero vale la pena pagarlo, no es exagerado, tampoco es para asustar a nadie, vale sin duda la pena ir.

Fuimos a cenar un día Viernes; el lugar es chiquito, con pocas mesas, por lo que hay que reservar ya que siempre se llena. La ambientación es muy agradable, haciendo honor a su nombre hay enormes ajos haciendo de lámparas que recorren todo el lugar; mucha madera y un mural gigante de una cocina en su esplendor. La atención es muy buena, tienen amplia carta de vinos. Respecto a la carta hay variedad de platos de carne, pescados y pastas, postres llaman la atención, son bastantes originales; no son muchos pero cada uno invita a seguir probandolos. Otro detalle a favor es la decoración en sus preparaciones, están en todos los detalles y sorprenden. Recomiendo lomo envuelto con panceta con risotto de hongos, super rico. Cabe mencionar los panes, una seleccion muy variada con semillas y distintos sabores (queso, provenzal, aceitunas), todos te los traen calentitos… imposible no deborarlos. Los postres salen de lo comun, juegan con la combinación de sabores.. Los precios son altos pero para darse un gusto vale la pena. y este lugar es para eso.