Esta mercería es lo más. Tienen de todo. Las vendedoras lookeadas con guardapolvito azul la tienen super clara. Y atienden a la velocidad de la luz sin perder amabilidad… eso no es muy común! Si vas con alguna duda respecto a qué usar, si cinta, puntilla o bla bla bla… seguro te cantan la posta. Si se estira, si se deteriora rápido, si conviene pegar o coser, todos esos tips o consejos s que principiantes como yo recibimos con entusiasmo. Buscaba un cordoncito para darle la terminación a unos frasquitos. Se me había puesto que tenía que ser un cordoncito en particular, uno que vi por internet. Busqué en varias mercerías de Funes sin éxito hasta que llegué a Malaly. Ahí tampoco tenían ese cordoncito, pero no se contentaron con un «no, no tengo». La vendedora apeló a la memoria de cosas en stock y la combinó con cierta imaginación. Resultado: un par de alternativas viables para reemplazar el ya famoso cordón. Y me encantó la actitud porque si podés tener cierta flexibilidad, te resuelve la situación. Más allá de su actitud pro cliente, la verdad es que con la cantidad de cosas que tienen a la vista, te dan ganas de hacer manualidades a pesar de ser un queso. El local es chiquito pero rendidor. Cada cosa tiene su lugar y creo que ellas podrían ubicar cualquier botón en su cajita, sin errar, con los ojos cerrados. Si fuiste por una cintita bebé por ahí también te vas con algo de bijou o gemas, canutillos y perlas para armar un modelo propio.