El Horno

Tengo dos pizzerías en mi corazón, a la hora de los deliveries: una para cuando el cuerpo pide una pizza gorda y aceitosa, y otra para cuando necesito una pizza finita, crocante, discreta pero riquísima. Esta última es la del Horno. Los locos no fallan, nunca; lo peor que me pasó, una vez, fue tener la impresión de que la masa casera había salido un poco más chica, pero capaz es que ese día tenía un hambre furioso.
El Horno se llama así porque tiene un horno de barro enorme que podés ver si vas hasta el local, y hacen todo a la vista. La masa es finita y al horno de barro, la caserez de todo se nota de inmediato, la salsa y el queso son de primera calidad. La pizza de muzzarella sola ya es sabrosísima, el resto más. La de palmitos viene como corresponde, con rodajas de palmitos (no «pedacitos») y la cantidad justa de salsa golf. La de anchoas, también como corresponde: una anchoa, un morrón, sin escatimar ni con grandes espacios entre cada cosa (son detalles que suman!). Pizzas bien hechas, con el plus de que el horno está ahí para que veas cómo sucede la magia. Gran joyita del centro.
PD: También tienen empandas, sándwiches clásicos y lomitos, pero a esos no los conozco aún porque sigo hipnotizada con las pizzas. Ah, y los precios están de diez.

La idea de algo hecho en horno de barro resulto muy atrayente, sumado a buenas reseñas, por lo que nos arriesgamos a pedir, a pesar de no conocer aún siendo del barrio.
Pedimos empanadas y lomos. La primera impresión fue: poca cantidad, el lomito re flaco y las empanadas casi vacías!
La masa de las empanadas muy fina, blanda, y con poquísimo relleno.
El lomito con pan árabe tenia mas hambre que nosotros, nada de otro mundo, LEJOS de ser los mejores lomitos.
En términos generales muy estándar la comida, los sabores bastante planos. No volveríamos a llamar.

Desde mi punto de vista el mejor lugar para comer pizzas, empanadas y lomito
La masa de las empanadas y el pan son bien caseras, el horno de barro les da un sabor especial. Las papas fritas también son magnificas, el punto de cocción es exacto, no absorben aceite y quedan crocantes.

Un reciente descubrimiento, y un digno lugar de ingresar en mi lista de «mejores lomos de córdoba». Y digo reciente, ya que hace unos días que casi sin querer y por encontrar un volante tirado en la puerta decidí llamar.
Si bien al lugar lo conocía de vista, porque soy vecino del mismo (que peligro a mi salud…), había pasado por la puerta decenas de veces pero nunca había probado nada.
Llega entonces sábado a la noche, dura la vida del que vive solo y de la heladera a fin de mes. Había dos opciones, o unos fideítos con manteca, o levantar el teléfono, ya sabe usted lector que ganó la segunda.
Cómo buen catador de lomos que me considero, decidí pedir el lomo especial de la casa llamado «el Horno», con prometedor texto explicativo «este lomo trae palmitos, morrones, roquefort y acompañado con fritas».
La atención telefónica fue un tanto rápida, bajo la promesa de «en 40 minutos te lo llevo», siendo esto un tiempo standard para los fines de semana.
Llego en 30 minutos, bien caliente, las papas crujientes. El lomo es un tanto más grande que un sándwich común de otro lado, con pan árabe, y estoy convencido de que lo mandaron al horno de barro para cocinarlo, porque era realmente bueno.
En fin, si querés probar un lomo distinto… este es un buen lugar para saciar esas ganas.

Nunca supe cuál es el secreto del horno de barro, pero claro que tiene uno. O varios. No sé cuáles son, pero la comida de un horno de barro es distinta, uno la huele diferente, el sabor siempre es más rico.
Recuerdo la primera vez que fui a «El Horno». Buscaba comida para llevar y justo pasé por el frente del local, entré porque no tenía más ganas de caminar. Atravieso las mesas donde se puede comer, y ahí está, marrón pero brillante, un horno de barro a la vista. Un maestro pizzero justo en ese momento sacaba una pizza de adentro. En ese momento supe que sería un lugar elegido por mí frecuentemente.
Con «El Horno», comer empanadas y pizzas ya no es comida chatarra, o comida rápida, o comida que se pide cuando no se sabe que comer. Gracias a ellos, las pizzas o empanadas se convirtieron en algo extraordinario e increíblemente rico. El sabor que produce un horno de barro es único.
Además, es atendido por gente joven y honesta. La primera vez que fui, quise llevarme también una cerveza, y la respuesta fue: «mira, si queres te la vendemos, pero acá esta cara… Te conviene ir a un kiosco a comprarla». Más me gustó el lugar todavía.
Muy recomendado.

En la zona de Alberdi, hay montones de lugares donde uno puede sentarse a comer o simplemente levantar el teléfono para hacer un delivery. Sin embargo, uno de mis preferidos es la pizzería El Horno. A la pregunta de porqué, tengo una respuesta muy sencilla: todo lo que cocinan es rico y su secreto justamente radica en el horno de barro que tienen a la vista, responsable de las mejores pizzas, empanadas y lomos.
El local si bien es pequeño, es cálido y acogedor. Además bajo una glorieta de caño, El Horno ofrece un espacio más donde sentarse con mesas al aire libre. A eso se suma una atención familiar y amigable por gente joven con ganas de trabajar.
Y si no tenés tiempo para quedarte y querés llevarte el pedido a tu casa, podés matar dos pájaros de un solo tiro y comprar ahí mismo también una gaseosa o cerveza con envase retornable. Quizás parezca un dato anecdótico pero no lo es cuando se busca ajustar la economía del bolsillo.
Otro dato para tener en cuenta: en toda fecha patria, El Horno, prepara los mejores locros. Basta con acercarse hasta el local con un tupper o más y listo. El vecindario contento con la escarapela puesta, agradece al lugar más cálido del barrio.