Buena cerveza, buena comida, buena ambientación, solemos ir en grupo y probablemente seamos los más ruidosos porque nos sentimos como en casa
Nicolás S.
Tu valoración: 3 Caballito, Buenos Aires, Argentina
Después de un par de meses de seguir a Las Pintas en redes sociales y de ver la pinta(si, muy fácil el chiste, pero bue… queda picando y es inevitable) de las cosas que suben a su Instagram o al FB, finalmente fuimos en banda… Y no decepcionó! El lugar, está muy bien. Es cómodo, espacioso, tanto afuera como adentro. No tienen los sectores atiborrados de mesas y sillas, cosa que si queres levantarte e ir al baño tengas que convertirte en un gimnasta olímpico y andar saltando por encima de medio bar, si no que tienen, creo yo, todo armoniosamente distribuido en el salón y en los dos sectores de exterior. La comida: Tienen una carta de entradas, dos opciones de picadas(una común y otra de mar) y una carta de comida, que me resultó chica, pero que no es un problema por dos motivos: el primero, es que es una cervecería, y su fuerte está claramente en el tapeo y los platos rápidos para acompañar las cervezas o tragos; el segundo, es que lo que vi de los platos que servían alrededor nuestro, es que eran porciones ENORMES, pero enormes en serio. Nosotros eramos 6 y optamos por pedir una variedad de entradas: — una porción generosa de rabas, que estaban muy pero muy bien, nivel puerto de MdQ en las viejas épocas; — una porción de Papas«Las Pintas II», con queso, panceta y huevos fritos encima, que aunque es grande, la porción podría ser más generosa; — unos dedos de pollo empanados que estaban muy bien y que los acompañan con una salsa BBQ, también Ok; — unas muzzarellas empanadas pero en vez de ser en formato«dedos» son como hamburguesitas de queso, que están muy bien pero… vienen 4. — y unos cornalitos empanados que venían acompañados con un topping de queso crema extremadamente(y deliciosamente) picante. Todas las porciones están bien, salvo las«hamburguesitas», y entre todo terminamos bien, ni reventados ni nos quedamos con hambre… Los postres… No están mal, pero creo que obviamente no son su fuerte: la carta no es(ni trata de serlo, y eso se valora) extensa ni compleja. Tiene unas 5 o 6 opciones, bastante simples, y cumple con el satisfacerte el antojo dulce, pero no son genialidades. Las cervezas… Entre los 6 probamos 1 rubia dulce, rica, cremosa; 2 rojas, una más fuerte y la otra más suave, alucinantes ambas; y 1 negra, fuerte, con cuerpo, muy rica, hasta para mi que no soy fan de las negras. En algún momento, motivada vaya a saber por qué, una de mis amigas pidió una caipi de maracuya(basta ya de el flagelo de esta fruta del infierno, por favor!) que era en extremo dulce. La carta de tragos es bastante grande, pero simple, así que no creo que sea TAN riesgoso salir de las cervezas y pedir alguna otra cosa. La atención fue… rara. Apenas llegamos, como fuimos sin reserva, un sábado, tuvimos que esperar unos 20 min. hasta que se desocupó una mesa para 6. Algo lógico por el día y el horario(23 hs). El chico que nos atendió de primera mano, fue buena onda, y salió a avisarnos cuando se liberó la mesa. Un copado o un entusiasta, como quieran verlo. La moza que nos tocó en la mesa es lo que me quedó haciendo ruido: desganada, cansada, vaya a saber uno qué le pasaba, pero… Se notaba. Y se notó mucho más cuando a la 1, cambiaron de turno y vino otra moza que era una copada mal, recomendó cervezas y le puso mucha onda. Es recomendable, sobre todo para ir a tomar algo(el promedio de los tragos era $ 65⁄70; la pinta estaba $ 55 y la media pinta creo que $ 35) después de comer, pero por lo que ofrecen, y por la oferta de otros lugares cerca, me parece medio caro para ir en plan de cena+postre+sobremesa con cerveza.