Rodizio

Fuimos porque unos amigos se casaron e hicieron una reunión muy íntima ahí, a la noche. Nos tocó un día de diluvio y viento terribles, y la recepción que querían hacer en la parte de afuera, que da al agua, se tuvo que hacer adentro. Habían armado, en un salón aparte, distintas mesas (con sillas vestidas, decoración y todo), con una para ellos dos. Estaba todo muy sencillo, pero muy lindo.
La recepción fue en una pre-​sala y había canapés y distintas bebidas. Después de que llegaron los novios, pasamos las mesas y, primero, abrieron la parte de entradas frías, con cosas desde fiambres hasta carpaccio. Había bastante variedad. Luego nos sentamos y empezaron a traer las carnes en esas espadas. Primero chorizo, chinchulines, y después pasaron como 8 veces más, todas con cortes distintos. Yo para el segundo corte ya estaba para tirar la toalla, pero todo se veía muy bien (y el resto de la mesa comentó que estaba muy bueno). Terminamos con unas capelinas de helado que no estaban mal, tampoco eran wow.
La atención fue normal, no esmerada, pero tampoco mala.
No sé qué onda este lugar si vas simplemente a cenar algún día; mi vieja me dijo que hace mucho fue a un evento corporativo ahí y comió muy bien, pero ni idea. El local es enorme y me pareció un tanto desmejorado.

En una época iba mucho a Rodizio de Costanera con mi familia. Paso a detallarles el sistema.
Llegas y te dan una empanadita frita de carne muy rica y pan.
Después hay mesa libre de ensaladas, embutidos, mariscos, sushi, salmón y varias cosas más que podes elegir a tu gusto y las veces que quieras.
Luego vienen las carnes que pasan a cada rato a ofrecerte. Hay cerdo, pollo, cordero, asado y cortes de vaca de toda clase. Todo riquisimo ya que es la especialidad de la casa y podes comer todo lo que quieras.
También te dan papas fritas libre que son riquisimas.
El postre es helado que a mi me encanta.
La decoración me gustaba mucho. Solíamos ir en los 90 y principios de los 2000. Iba básicamente de adolescente con mi mamá, mi papá y mi hermano y me trae muy buenos recuerdos.

Especialistas en carnes.
Mesa libre para mariscos, sushi, salmón, embutidos como jamón, quesos y ensaladas.
Lo que me volvió loca fue el jamón crudo y el queso de rallar que había en la mesa.
Ni bien llegamos nos dieron una empanada frita de carne muuuuy buena y un pan con queso y hierbas.
Nos traían. A cada rato pedazos de carne muy ricos. Carne de cerdo, ave y cordero. Muy bueno todo. Probé todo. El riñón estaba increíble. Y un par de cortes mas también. Super sabrosos.
El postre regular. Helado marca x con salsa mega artificial de chocolate (habíamos pedido frutos rojos)

Encontré el lugar abandonado, quedado en el tiempo, sin pintar y sin cortinas para que no moleste el sol
Ofrecen el mismo servicio que el Rodizio de Puerto Madero, en el cual se destacan la mesa de entradas. Ya que el servicio de parrilla no es de buena calidad.
Sin dudas se encuentra en lugar privilegiado a la costa del rio. Pero deberían restaurar el lugar.

Dos estrellas solo porque la carne es buena.
Fuimos con un grupo de gente, el sistema es te sentas y empiezan a traer cortes de carne, tiene salad, bastante variado, pero de dudosa frescura.
Como dije la carne es buena.
No veo otra cosa que destacar como bueno.
Tengo mucho malo por mencionar, la decoración es mas que anticuada, muy estilo menemista, sobrecargado, pero encima viejo, le haría falta una remodelación.
Los precios son excesivamente altos para el servicio en general.
No parábamos de ver cucarachas por todo el salón.
Es un ambiente cerrado, que si bien estamos en época de temperaturas agradables, se hizo un clima denso y pesado.
Otra cosa, es muy bullicioso, en un lugar que invita a grandes reuniones y aparentemente tienen salones para grupos más amplios, el sonido de esos salones se mezcla con los otros y se hace imposible escuchar al de lado.
Volver? No, no volvería.