Okiren

Excelente! Conozco el lugar hace 4 años. Lo encontré de curioso caminando por el barrio. Ningún plato me defraudó, orgulloso de que la calidad, la originalidad y la tradición estén consecuentemente fuera de Palermo y Puerto Madero. El tempura de langostinos (4 piezas, 200 $) excelente. Las comidas típicas okinawenses impecables, en mi vida volví a un restaurante por sus sopas. La atención, la barra de acero quirúrgico dónde trabajan las piezas de pescado, el ambiente hogareño y sutil. Y desde ya el mejor sushi de buenos aires solo para entendidos quiebran el marketing oriental en el que buenos aires ha convertido al sushi

Este lugar se convirtió en uno de mis restaurantes preferidos. Hice reserva como otros Unilocalers recomendaron, pero parece que para los lunes no hace falta (sólo éramos 4 mesas).
La atención es rápida y súper amable. El lugar es chiquito, como comer en un departamento pero muy bien ambientado y cálido. Hay sushi, platos típicos okinawense y otras variedades de cosas como salteado de arroz, etc.
Media porción es para entrada y una porción es para comer sólo eso.
2 porciones de sopa (fideos, verdura, costillita de cerdo y kamaboko) + vino chico: $ 278 (mayo ’16)
Increíble todo. Mil estrellas.

Excelente restaurante, se encuentra en el centro okinawense en el barrio San Cristobal. El sushi es riquisimo aunque recomiendo que pidan los típicos platos de okinawa ya que no hay otro lugar que vendan. Lo mejor sería reservar y abren a la noche 18 – 19 hs

Fuimos al restaurante del Centro Okinawense hace casi un año (perdón, me colgué mal), así que solo puedo hablar de lo que recuerdo: la comida.
Pedimos un muy rico combinado de 20 piezas con salmón y otros pescados, buen tamaño de las piezas y súper fresco, obviamente. También pedimos goya champuru, porque nos habían dicho que era un plato típicamente okinawense, y es una especie de pepino bien amarrrrrrgo que venía salteado con huevo y tofu. No es algo a lo que el paladar occidental esté acostumbrado, pero le metimos bastante salsa de soja y nos lo comimos todo (aplausos). Después compartimos un katsu don que estaba riquísimo.
Nos queda híper lejos de casa, pero valió la pena el trayecto.
Plus: mientras esperábamos el ascensor para ir al primer piso (donde está el restaurante), pudimos ver cómo unos chicos entrenaban en la planta baja con unos palos y hacían algún arte marcial okinawense. Interesante.

Todavía no pude volver pero me quedaron muchas cosas por probar! Es un poco caro para mi gusto, pero la verdad es que el sushi y los platos son imperdibles! El lugar y la atención están bien, pero la estrella es la comida.

5 estrellas full.
El mejor sushi que he probado hasta el momento está aquí, ni más ni menos. Pero no se queden con eso solamente. Los demás platos merecen ser probados.
Este comedor familiar es un lugar de encuentro cotidiano entre quienes formamos parte de la colectividad okinawense en Argentina. Cenas con familiares, amigos, visitas… Okiren es sinónimo de hogar para mí.
El estilo y decoración del lugar es cero pretencioso. No vayan a esperar un lugar zen con geishas, cascada y peces koi que te saludan. No. Aquí lo que vale son los sabores que ofrecen.
Recomendado: probar los platos típicos okinawenses y los postres.
Si van en grupo, tener en cuenta que pueden pedir bebidas en botellas de 1,5 lts.

El restaurante esta en el 2do piso de un club, donde se practica todo tipo de artes marciales y se dan cursos de cultura japonesa, desde «origami» a «orquideas». Una vez adentro el ambiente es el de un hermoso restaurante Japonés. Nos dieron la mesa sin esperas (de las que otras reseñas me habían advertido). La atención de la camarera fue muy cordial y nos comentó sobre cada uno de los platos en el menú sin dramas. El sushi es de los mejores que comí. Fresco y muy bien armado. Tambien probamos uno pinchos de pollo teriyaki y una media porción de ramen muy sabroso. No se pierdan el helado de gengibre!

En este lugarcito escondido comí el mejor sushi de mi vida. Uno no llega a este restaurant si no se lo recomiendan, porque no da a la calle, sino que está en un primer piso, dentro del Centro Okinawense. Hay que reservar porque tiene pocas mesas.
Las dos veces que fui, pedimos la tabla combinada de sushi de 30 piezas, y además de que la presentación es excelente, es exquisito. Las piezas son muy grandes, y comen muy bien 2 personas.
No es caro teniendo en cuenta la calidad de la comida. Sin embargo se gastan aproximadamente $ 150 por persona si se come pescado.
Super recomendable!

Es el restaurante del Centro Okinawense en la Argentina y es adonde va a comer la gente de la colectividad okinawense/​japonesa que hace actividades en el edificio.
El mismo está concebido como comedor, por lo tanto no esperen lujo, sino calidad que es lo que buscan todos los comensales.
El sushi es muy bueno pero lo que le recomiendo a todos es que prueben la comida okinawense ya que no hay otro lugar en Buenos Aires (ni en Argentina) que hagan «goya champurú», «tibichi soba» o el «okinawa soba», comidas tradicionales de la isla de Okinawa.
El lugar no es muy grande, por lo tanto conviene reservar. Tienen estacionamiento.

Estuve un sábado a la noche. El primer consejo que puedo dar, después de recomendar el lugar, es reservar. El lugar se llena rápido. Okiren se llena rápido porque es bueno. Su propuesta no es pretenciosa, aunque no por ello deja de ser excelente. Es el restaurant de un centro cultural, especializado en comida japonesa, pescados y sushi (aunque pueden encontrarse variaciones de los platos y adaptaciones para el público local). La calidad del pescado y sus frutos de mar es, en ambos casos, excelente y en eso radica el motivo de la visita de sus comensales. Probé langostinos apanados en panko, muy ricos, aunque podrían ser acompañados de alguna otra salsa, además de una mayonesa con, intuyo, wasabi, muy sabrosa por cierto. Luego el sushi, excelente, de lo mejor de la noche, con langostinos rebozados, y un yakimeshi, soberbio, en gusto y cantidad. Me quedaron pendientes los postres, será la próxima, la excusa para volver, a un lugar que no necesita excusas para hacerlo. Garage a la vuelta, y pago en efectivo. 1 a 1, aunque la comida corona un 4 a 1 sublime.

Cuando era vecina de Boedo no sabía que este lugar tenía nombre. Era «el okinawense» y punto.
La carta es toda buena. Los precios subieron bastante desde que hay más occidentales que japoneses y solo aceptan efectivo, pero Okiren es un viejo amor al que se le perdona casi todo. Mi preferido: el helado de jengibre.

este es un secreto bastante bien guardado y espero que siga asi, porque seria una pena que se masificara y por eso perdiera parte de su encanto y bajara su calidad.
queda en el centro okinawense por congreso, en un edificio que poco se parece a un restaurant de afuera (de hecho no lo es). hay que ir al primer piso y entrar a una puerta que si no sabes que es ahi vas a tener que buscar un rato para darte cuenta de cual es.
entras y es lindo, esta bien puesto. no es fancy pero es agradable. como todo lugar de sushi tiene una barra donde ves como hacen todo y eso siempre es lindo. todo parece fresco, recien comprado.
te sentas y te sirven un sushi del carajo. muy rico, piezas importantes, todas bien armaditas con cosas de lo mas variadas.
pero antes de eso siempre podes meter una entradita, unas gyozas (son esos raviolitos rellenos de cerdo o lo que sea hervidos o fritos) o alguna otra cosa que no probe.
todo es bueno, la atencion tambien.
el unico pero es que la carta de vinos es bastante corta, y no hay demasiadas opciones.
el precio es normal para un lugar de sushi, y por lo que te ofrecen esta bien lo que pagas.

Okiren es el restaurant que la asociación de Okinawa en Argentina ofrece como una excelente opción para comer rica comida japonesa
La verdad es que el lugar donde está ubicado, en el barrio de San Cristobal, no es de lo más bello que podemos encontrar en la ciudad y el restaurant, aunque por dentro sea lindo, no se ve desde la calle, porque está dentro del centro.
El sushi es lejos, el mejor que probé. Muy rico, muy bueno. También comí tempura, las amadas gyosas, una riquísima y rara sopa de miso, salmón rosado y una vez probé un arroz salteado con milanesa de cerdo… supremo.
La relación precio– calidad es buena, resulta barato considerando la abundancia, la atención, y lo ricos que son los platos, asi como también su variedad.
A una cuadra del establecimiento, tienen una playa para autos que es de extrema utilidad porque de noche puede ponerse fulero el barrio.
Si vas con reserva, mejor. Sino, ir temprano!