Marucca

Solamente le voy a poner esta puntuación porque es el único lugar del estilo que hay por la zona. y hacía falta.
Me lo habían recomendado mucho, y hace tiempo tenia ganas de ir. Finalmente fui, el lugar es precioso, muy tranquilo, mucha gente estudiando, Internet de gran velocidad.
Los precios parecidos a cualquier lugar de Palermo (y estamos muy lejos de eso), y los licuados que pedimos, mediocres, parecían jugos Tang, podrían mejorar.
El barrio necesitaba un lugar así, definitivamente volveré, a pesar de todo.

Muy buena opción para almorzar o merendar. Está un poco escondido el local, pero bien vale la pena. Cerca del Parque Centenario y de Scalabrini Ortiz. Probamos el menu de $ 95 que incluia Limonada casera + Bagel de salmon + Café. Todo todo riquisimo y fresco. Tiene WI-​FI. La atención fue excelente. Aceptan TC. En la carta tenian muchas opciones de merienda

Llegué a Marucca de casualidad. Venía en la bici por Warnes pensando dónde podía hacer tiempo y encarando para Parque Centenario, pese a que no era especialmente una tarde calurosa, cuando a mi izquierta veo un localcito que me llama la atención, era Marucca.
En zona de autopartes, y cosas que nada tienen que ver con un sector comercial, se encuentra este localcito muy lindo y muy bien puesto, con una propuesta económica e interesante.
Me pedí un bagel con huevo y jamón, café con leche y jugo de naranja, gasté menos de $ 100 y estaba muy rico. Además, el local cuenta con wifi, tiene mesas grandes o chicas con silloncitos o banquetas y enchufes cerca, ideal para laburar.
El café no es de los que vas a encontrar en Felix Felicis, o Lattente, pero de todas formas es rico, nada de otro mundo.
Un ambiente tranquilo, en un local bien decorado, con una propuesta gastrónómica agradable al paladar y sobre todo al bolsillo. Todo eso es Marucca.

Marucca es la más clara muestra que no hay como identificar una oportunidad de Mercado. En la triple frontera Villa Crespo/​Caballito/​Warnes simplemente no hay cafeterías con onda. Y un potencial enorme, con las casas de venta de cueros de la zona de Murillo, textiles de Scalabrini, autopartistas de Warnes y pilas de propiedad horizontal.
Resumiendo, es una cafetería medianamente artesanal, digamos Palermo-​light, con buen café expresso, algunas cosas ricas de pastelería, silloncitos y atención personalizada. El café no es «café gourmet» y no necesita serlo, y es mil veces mejor que la onda Havanna/​Martinez que es lo único más o menos que se encuentra como alternativa en la zona. La diferencia es de atención, de gente dueña de negocio, no esclavo-​sueldo-​mínimo.
Fui en diversas ocasiones, siempre con clima invernal o casi, así que no pude disfrutar del muy lindo patio que tienen atrás o de las mesitas en la calle (zona ruidosa pero de movimiento de gente interesante).
Entiendo que se puede brunchear también, no tuve oportunidad de probarlo aun.

Desayunos y brunchs abundantes y ricos, con varias opciones para vegetarianos también.
Las tostadas llegan en su punto justo, el queso crema es mejor que un Casancrem y la mermelada de arándanos es exquisita. El café, muy bueno. Volveré cuando esté por la zona.