Ya desde el vamos uno no sabe que quiere ser Marina Love. La fachada es extraña. Azul fuerte con mesas de plástico y reposeras afuera. Adentro un lobby que tiene bolas de espejos y cuadros de Marilyn Monroe. Es un bar? Un boliche? Un restaurante? Un poco de todo. Y ahí está el problema. Es raro que un lugar que busca ser todo a la vez sea bueno realmente en algo. La carta ofrece desde opciones para desayunar y merendar hasta platos como lomo a la parrilla y picadas temáticas. La calidad de todo es aceptable. Pero nada se destaca. Los precios tampoco son caros, lo cual puede ser atractivo para amigos buscando cenar por la zona y quedarse tomando algo. La locación creo que es lo mejor que tiene. Justo en frente a plaza Armenia pero del lado que aún no está explotado. Raro. Dado que todo lo demás funciona. Una lástima que Marina tenga tanta crisis de identidad. Si se decide a ser algo, quizás empiece a valer la pena.