Con el boom de la comida peruana en los últimos diez años, se reprodujeron una gran cantidad de restaurantes por toda la ciudad. Hay que decir que muchos de ellos suelen absurdamente caros, aprovechando la moda vigente para cobrar cualquier cosa. En la paciente búsqueda uno siempre encuentra el adecuado y así fue como un mediodía me crucé con Las Delicias. Tengo que admitir que suelo dejarme influenciar por ciertos signos y aquí encontré al menos tres que me dejaron encantada Para empezar, la misma marquesina te compra con una reproducción del famoso colibrí de Las Líneas de Nazca, significante suficiente para cualquier curioso que guste de los misterios sin resolver. En seguida, me sentí atraída por unos afiches en la vidriera que promocionaban presentaciones de bandas peruanas en nuestra ciudad, lo que claramente dotaba de legitimidad el restaurante que nos ocupa. Punto para ellos. Por último, quizás mas tirado de los pelos, pero permítanme la fantasía: Las Delicias es una localidad que queda pegada a Buenos Aires en la ciudad de Trujillo, Perú. Voluntariamente o no, la pegaron por todos lados. La carta incluye todos los clásicos de dicha comida: papas y yuca a la huancaína, secos de cordero o carne, bistec o lomo«a lo pobre»(abundante guarnición de arroz, banana y huevos fritos) y la clásica chaufa(arroz frito con vegetales, muy similar al popular chaw fan). El delivery siempre viene con distintas salsas para acompañar, no demasiado picantes. Si, claro que tienen Inca Kola para beber.
Luis O.
Tu valoración: 4 Buenos Aires, Argentina
Cuando entre por primera vez, nunca pensé lo que podía pasar, todo sucedió así como en los romances a primera vista, pero en este caso fue más efectivo porque ataca directo la matriz del hombre, el estómago. Así comenzó una relación exquisita con una cocina de origen peruano. Cuando me llegó el plato a la mesa, me enamoró la presentación con mucho gusto a local, donde la receta y todos los que trabajaron ahí son los del país latino. Cuando el mundo se une por estas cosas, te hace desear un viaje sin vuelta. A veces un solo representante de un país puede distorsionar la imagen de su lugar de origen o favorecerla, como es en este caso, donde todos los integrantes trabajan codo a codo. El mozo tiene una actividad constante, la mujer lleva las cuentas detrás del mostrador y los cocineros, también peruanos, entregan platos a la orden, abundante, rico y barato, como para no enamorarse.