Si vivís cerca es ideal tener una parrilla a la vuelta de tu casa, igual convengamos que por esta zona hay varias parrillas dando vuelta en cada esquina. Sus dueños tienen ésta parrilla y la de la otra cuadra. Digamos que gente va todo el tiempo para tener una a una cuadra de la otra. Fui unas varias veces para encontrarnos con amigos del barrio de Villa Ortúzar y todas las veces he comido bien. Claro que siempre parrilla ya sea para compartir o ciertos cortes que me gustan con ensalada y papas fritas, el clásico argentino. El lugar por adentro es un gran salón con varias mesas que la verdad no dice mucho y afuera tiene unas mesas con protector para el frío y está un poco mas piola para cenar. De todas formas son lugares para ir de a muchos, comerse todo, un rico vinito y listo. Ese es el plan de este lugar amigo de Villa Ortúzar!
Ariana A.
Tu valoración: 4 Buenos Aires, Argentina
Una de las mejores de la zona parrillera de Álvarez Thomas. Las porciones son bien abundantes y llenadoras, por lo que el precio puede ser un poco abultado pero parece justo. Los cortes de carne son excelentes, las achuras de las mejores, excepto por los chinchulines. Cuenta con un salad bar, pero es bastante reducido y no es lo más recomendable. La empanadita mientras esperas te da ganas de pedirle una docena, pero cuando llegan las mollejas y los riñones, ya todos nos olvidamos. La atención suele ser un poco lenta y nunca falta el grupo de amigos gigante haciendo todo el ruido posible. El plato es una especie de fuente metálica, como para evitar que se enfríe la comida. Para llevar también es una tentación, aunque la calidad es un poco superior disfrutándolo en el lugar.
Luis O.
Tu valoración: 4 Buenos Aires, Argentina
En un barrio con un desfile de parrilla como el fanático del asado, en el barrio de villa Urquiza, me encontré con un lugar con redundante, pero con la fórmula cumplida de que si hay personas, es buen lugar. Ubicada en la esquina como tiene la estructura clásica, y los mozos movidos por la tranquilidad del domingo, y los brazos llenos de platos de madera y cubiertos Tramontina. Con el borde del semicírculo del local, rodeado de mesas en la vereda, que no alcanzan con una sola mesa para dos, pero es suficiente para cuatro, que se unen dos más para un equipo de fútbol. Y por dentro el constante y sonante televisor, que para terminar con la cultura argentina, está sintonizado cualquier partido o un deporte como suplente. Para esta época de balcones, y edificios chicos o falta de parrillas, se puede buscar la alternativa con el desembarco de la línea B, y encontrar una pila de locales similares, pero que juntan mucho prestigio a la vez. La promesa de la vuelta es mas difícil, pero el corazón carnívoro que se queda en el lugar.