la Cigale

Es un lugar que tiene dos caras. Ya que fui un jueves a un after que organiza un emprendedor de viajes y la verdad que por la onda de jugar al sapo, payana y también al truco el lugar está muy bueno. Porque esos chicos reman cualquier cosa y le ponen mucha onda. El resto, no decepciona pero realmente no es nada increible .
La carta es bastante básica y los tragos son los normales en cualquier tipo de bar. La terraza de la casa es muy bonita y suma en lo que es el ambiente del lugar, pero creo que tiene mucho para desarrollarse.
Vale decir que el lugar es muy amplio y uno no se va a sentir de ninguna forma sofocado o como con mucha gente en el lugar.
Suelen ofrecer happy hours entre las 18 y las 21 horas.
No está en un lugar muy común para un after. Y para mí eso está bueno.

Es uno de mis bares preferidos porque combina todo lo que quiero de un lugar: buena ambientación, ricos tragos, precios acordes y atención correcta. Desde abajo, ya la luz azul que se proyecta sobre la escalera le da un tono distinto, de hecho creo que la oscuridad e iluminación le juegan a favor al lugar. Queda en pleno microcentro y de madrugada es como un «oasis» en medio de los locales comerciales cerrados. Tiene una barra muy linda con venecitas y los tragos suelen hacerlos fuertes. Atiende una española que es re simpática y te ayuda si no podés decidir que consumir. La carta es de tragos mas que nada (adjunto foto), tienen un par de cervezas y unas pocas opciones para comer. En el primer piso suelen tocar bandas.

Situado en pleno Microcentro, casi Alem, se encuentra este hermoso bar/​antro. Pintoresco desde la entrada, subiendo las escaleritas de madera se encuentra una amplia barra, mesas varias, una pantalla grande, balcón y segundo piso donde tiene lugar un pequeño escenario en el que se presentan artistas varios.
La barra: no es meritoria de ser una barra específica a la cual ir. Tragos varios, birra, vinos, gaseosas, la atención no es muy buena y, aunque haya pocas personas, pueden tardar bastante en atenderte. Cuentan con una carta de comida que básicamente ofrece hamburguesas (no las probé pero a mis acompañantes les gustaron bastante).
¿Qué es lo que caracteriza a La Cigale? Básicamente cómo aprovecharon y decoraron el espacio. Resaltan las pinturas en la entrada y el techo, los colores, la barra de pequeños azulejos rojos, lo lindo del ambiente, la cantidad de mesitas, el balcón. El sonido no es el mejor, el escenario es bastante pequeño, pero para lo que es el lugar, está bien.
Si estás buscando un bonito escondite por el Centro donde ir a tomar birra, fumar un poco y escuchar buenas bandas, probablemente La Cigale sea tu lugar. ¿Volvería? Si.

No conocía este lugar y me sorprendió muy gratamente.
Medio escondido en pleno microcentro, La Cigale es el «antro» elegido para tomar unas birris, comer algo rápido y al paso y escuchar lindas bandas.
Esta vez me tocó estar arriba del escenario y no fue directamente proporcional lo bien que lo pasé con la calidad del sonido. Si bien fuera se escuchaba óptimo, nuestro retorno no estaba copado. No fue para nada cómodo no escucharnos.
Tienen happy hour. El lugar es amplio y amigable. Lo recomiendo y volveré, sí sí.

siempre está bien volver a los luagres que nos hicieron felices. incluso si fue hace diez años.
la primera vez que fui tiene que haber sido en 2004, con mi primer novio, y tomé mi primer martini mientras tocaba una banda.
volví, pero a una casa nueva, esta semana.
cosas maravillosas: el balcón. la madera. la barra enorme. que tengan débito.
cosas pésimas: el baño estaba tan sucio que parecía el de #fsoc en plena toma.
tocaron unas bandas en piso de arriba. tomamos mil medias pintas. podríamos haber tomado birra hasta el lunes, pero nos calmamos y nos fuimos a tiempo.
vayan. vuelvan.

Good service, nice night environment with alcohol concentrated drinks; but the dishes and snacks are small.

Un lugar escondido en micro centro, ideal para afters y relax post jornada laboral.
Luego de subir al primer piso, te encontrás con la barra, de una envidiable extensión y mesas para disfrutar unas bebidas espirituosas con amigos en un clima muy ameno e íntimo.
Pero la magia esta luego de subir al segundo piso, donde sucede el rock: allí se presentan bandas y es excelente el sonido y el clima que se genera.
Un bar con rock, desde la vereda hasta el fin de la noche.

El lugar es grande ubicado en un 1er piso con una barra q va de punta a punta, tiene un 2do piso donde tocan bandas (la vez que fui era rock alternativo instrumental), por lo menos se escuchaba bien tambien tiene un mini balcon.
Lo malo del lugar es que es caro y los tragos los preparan asi nomas (sin medir lo que ponen), la carta tenia un monton de tragos y solo habia birra tirada.
La musica que pasaron cuando fui no pegaba por que era un enganchado de varios generos y estaba al palo, no de podia hablar.
El trato no fue malo por que ni hubo… fue un «servime tal cosa“y listo.
No lo recomiendo al menos que vayas a ver una banda

Eh, no gusto sería el empezar. Siempre que pasábamos por ahí había bastante gente afuera y en el balcón fumando que hacia creer que «Che, mira la gente, debe ser bueno» ERROR. Creo que es la única gente que va.
Si pasas y no ves el pizarron que dice happy hour no te das cuenta que es ahí PERO al lado esta Pesce que si tiene un cartel de néón que llama la atención a pesar de ser una confitería. Subís unas escaleras y es una de esas casonas antiguas muy oscuras y sin cuidar con muchas mesas, una barra larga donde está la cigale y subiendo una escalera un lugar de sillones donde suelen tocar bandas.
Viernes por la noche y había una mesa de ¿6? Ocupada y dos de dos personas (una que parecía que estaba en un telo y otra totalmente ebria). ¿La música? Demasiado fuerte y sin sentido un tema con el otro, parecía que tiraban un cd y bien gracia, deci que justo toco uno de JoyDi y por eso safo.
De por sí el local no invitaba a quedarse pero le dimos chance, la barra de tragos era un meh. Optamos por uno con jäger y otro que sólo se sentía el pomelo. De atención ni hablar, aparte que no eran bartenders los que preparaban los tragos, era un pibe que salía de quiensabedonde a mezclar las cosas en un vaso.
Lo único que noté distinto es que los jueves es un bar-​juegos, que hay sapo, payana y truco entre otros, pero si no es por el happy hour (hasta las 22) no vale la pena. Allá ustedes.

La Cigale cumple todos los requisitos para ser elegido como lugar para un after en el microcentro: Buena ubicación, mesas amplias para ir de a varios, relativa buena oferta de happy hour, y excelente ambientación.
A veces hay bandas que tocan en vivo, lo cual suma un plus.
Super recomendado.

En este local conocí el verdadero gesto de la «noche porteña». Cuando uno llega desde Palermo, atraviesa la avenida 9 de julio, con su gigantez dormida, aparece una zona administrativa con la noche que custodia sus calles.
En el fondo de la oscuridad, está la Cigale con un pequeño destello. Es un salón con luces que brindan ambiente de poco strees, para tomar algo y escuchar música, principalmente rock, nacional, internacional de todas las épocas.
Yo las veces que fui, léase (amigos, que tocan, chongas, chongas extrajeras, amigos extranjeros) siempre recomendé este lugar como punto de inicio de una noche larga.
Siempre con una cerveza, en la mesa de la sala de abajo o escuchando música en el segundo piso.
PD: Quiero hacer un reconocimiento especial al sonidista fijo, creo que se llama Diego, para simplificar, la tiene muy clara con la música en vivo, donde el lugar parece un gran living y la música fluye muy bien, gracias a este groso

Cuando La Cigale se mudó de su viejo local a este, más espacioso, muchos dudamos si podría mantener el ambiente que la hizo un clásico de la noche roquera porteña, tan apetecible para locales como para turistas. Y la respuesta fue sí.

Este nuevo local (ya lleva un par de años) ha ganado mucho en espacio, principalmente para la parte de música en vivo que ahora cuenta con su propio salón, arriba de todo.

En la nave principal, coronada por un precioso balcón, se siguen sirviendo birra y tragos decentes, siempre hay chicas lindas, buena opción para huirle a los irish pubs de la calle reconquista.

La Cigale era antiguamente un pequeñísimo bar sobre la calle 25 de Mayo, uno de los pocos del microcentro donde se escuchaba un rock que no sonaba en sus pares, y donde como podían se amontonaban los músicos con sus instrumentos (entre el público, sobre las mesas, casi dentro del baño, donde hubiese un pequeño lugar para montar un micrófono de pie o una batería).
Debido a disposiciones municipales de los últimos años, La Cigale se trasladó apenas unas cuadras sobre la misma calle.
El nuevo bar es un tanto diferente. Ahora es inmenso. Dos pisos y muchísimas mesas. Hasta un balcón sobre la calle de la que nunca pudieron mudarse, una gran opción para salir al aire libre con una bebida y mirar la gente pasar unos metros debajo de uno.
Una larguísima barra de mosaicos por donde corren muchos tragos y todavía más cervezas.
El viejo público rockero de antes sigue yendo, aunque ahora convive con las decenas de turistas extranjeros que recorren la zona buscando un lugar distinto al resto.
El truco de La Cigale sigue siendo el mismo: buena música y cierre tarde.

Lo mejor de este bar es el edificio y los ambientes que son amplios y cómodos.
En el primer piso tiene un salón muy grande con una gran barra que llama muchísimo la atención por tener una mosca gigante que nos hace pensar que estamos en alguna escena de alguna película de Tarantino.
El lugar también cuenta con muchas mesas que se pueden juntar para armar mesas grupales. También hay un pequeño balcón donde se puede salir a fumar. En el segundo piso hay un ambiente donde suelen tocar bandas en vivo. Este es muy ruidoso, pero ideal si lo que se esta buscando es escaparle a la tradicional salida de sentarse a tomar algo y charlar.
El publico es principalmente joven, de hasta 30 años. También se van a encontrar turistas en búsqueda de algún lugar alternativo a Palermo y algún que otro grupo de gente un poco mas grande que van a ver la banda de ese día.
El punto mas flojo del lugar son los tragos, que solían ser increíbles y con el tiempo quedaron anticuados y de baja calidad. Ante la duda, mejor optar por la cerveza.
Si de tanto dudar adonde ir por San Telmo y siguieron caminando, no duden en entrar, pedirse una cerveza y subir al primer piso a ver que banda los puede sorprender.