Kitayama

La mejor comida japonesa de Buenos Aires. Así de simple. Más allá del sushi, que es delicioso, los demás platos tradicionales son su fuerte.
La atención es amable y atenta. La decoración es como una casa, sin pretenciones, y tienen un reservado con una mesa baja, para hacer ambientar bien a lo nipón.
Los precios, eso sí, resultan un tanto caros, no lo voy a negar. Sin embargo, vale la pena. Mucho.

Super tradicional desde sus platos hasta la ambientación del lugar.
Sin ser pretencioso ni moderno, es sumamente cálido, bien atendido y con productos de excelente calidad.

Sushi tradicional, muy rico. No dejar de probar la comida japonesa, el Yakitori es increíble. El ambiente es muy tranquilo, todo esta impecable. Vale la pena sentarse en la mesa de afuera al lado de la ventana para ver al sushiman trabajando.

Si la intención es conocer la comida japonesa, más allá del sushi, este es lugar.
Kitayama cuenta con una carta nutrida, con distintos tipos de opciones: tablas con diferentes tipos de platos fríos y calientes, Nabe o cazuela japonesa que se prepara en la mesa, Domburi de los cuales recomiendo el Gyudon, y muchos platos más. Para la hora del postre el mousse de té verde es algo increíble.
El lugar es muy lindo, ambientado sencillamente y cuenta con una salón decorado típicamente japones, con una mesa baja, donde los comensales deben sentarse en el piso, a la usanza oriental.
Es fundamental saber que si bien no es barato, vale la pena. Y que se debe estar munido de efectivo o, en su defecto, American Express, ya que es la única tarjeta que aceptan.

Este lugar era para mi un misterio. Cada vez que pasaba me quedaba mirando el jardín japonés que se abre paso entre la vereda y la entrada al restaurante. Y el día en que un amigo me contó que Jorge Luis Borges solía frecuentar este lugar… dije bueno es hora de visitarlo.
Kitayama lleva el nombre de su dueño que como podemos suponer se especializa en comida japonesa. No fui muchas veces por que la verdad es caro (lamentablemente los ingredientes que se utilizan son importados y se suma que el salmón y los pescados frescos no suelen ser baratos). Pero vale la pena conocer la cocina de este sushiman.
El restaurante tiene una onda bien despojada, donde predominan el blanco y las maderas claras generando una típica atmósfera japonesa.
Yo probé el sushi y era exquisito. Además me gustó que respetaba más la tradición japonesa y no tanto queso Philadelphia como se estila en algunos lugares.
Además de sushi hay otros platos como sopas y el udón que se hace con fideos japoneses según leí en la carta. Me queda pendiente una nueva visita como para adentrarme más en la cocina nipona.