Florentina

Lo prometido es deuda. Volví por las pastas. Hay varias opciones que tentadoras, y a pesar de que el local estaba lleno, de que pedimos cosas muy distintas, todo salió rápido y rico. Lo que venden es lo que son, comida como a de abuela versión Palermo.
Una recontra lástima que no abran los domingos.
Son los únicos que entienden qué es un brunch y te ofrecen 4 opciones para ello. Capos.

Caí en Florentina porque necesitaba hacer tiempo y resguardarme de una lluvia pasajera. Y de paso, tomarme un café.
El local es pequeño pero muy cálido, decorado simple pero con amor. Aunque debo decir que las inscripciones en la pared me parecieron un poquito cursis. Las mesas tal vez están demasiado cerca unas de otras, pero como el ambiente es bastante tranquilo esto no genera grandes problemas.
Al ver la carta me tenté con un jugo de zanahoria, algo bastante difícil de encontrar en un típico café. Y debo decir que me gusto mucho, estaba fresco, dulzón, muy rico. Mi acompañante pidió un café que no se destacaba y con él trajeron un par de profiteroles que estaban muy bien.
La atención fue muy buena. Mi estadía ahí fue muy cortita, me dieron ganas de volver a probar otras cosas.

Ubicado en la esquina de Soler y Malabia, Florentina alcanza un balance entre bar de barrio y lugar chic de Palermo. Buena pastelería, panificados y café junto con una atmosfera relajada sin murmullos.
Dadas las cosas, Florentina es un buen lugar si sos free-​lance y necesitás un buen lugar donde laburar. El otro día fui a desayunar y me llevé una buena sorpresa, hay varios menús de desayuno: desde café con leche y medialunas pasando por el café con tostadas con queso y dulce (muy rico el dulce) hasta café con tostadas y huevo revuelto. Todos los desayunos valen menos de 40 pesos, lo cual en estos tiempos que corren en Palermo es una muy buena noticia. Florentina promociona mucho unos profiteroles que entrega con todos los cafés y la verdad es que son muy ricos (aunque la última vez que fui no me dieron profiteroles con el menú de desayuno).
La ambientación también es muy linda: el local está pintado de amarillo con algunas luces colgadas y las paredes escritas con consejos culinarios simpáticos.
Florentina tiene la tranquilidad, el café y el wifi apropiado para desayunar y laburar con tu compu toda la mañana.

Soy de tomar mucho café en bares. A cada rato libre que me queda me siento en algún lugar y pido uno. Y por supuesto si vienen con alguna cosita rica para comer me gustan más. En Florentina, un bar que ya lleva años en la esquina de Malabia y Soler, la compañía del café casi que lo opaca: profiteroles caseros rellenos de pastelera. Son chiquitos, cremosos, suaves, cero empalagosos; justifican venir acá. Otro detalle: el azúcar viene en frasco para servir con cucharita y también en terrones. Las paredes de Florentina tienen inscripciones y en una de las paredes, la del fondo del local, están las instrucciones para hacerlos en casa.
Este bar es una buena alternativa para trabajar. Tiene ventanas grandes, es tranquilo, la música no invade, tiene buen wifi, luz cálida, mozas amables y enchufes que funcionan. La comida es super casera, con platos del día y una opción que se ofrece siempre al mediodía, un wok de pollo con vegetales. Hay sandwiches (algunos simples, como los tostados, y otros más elaborados, con quesos, cebolla caramelizada, pastrón, mango, etc.), ensaladas y tartas, y también varios platos de pasta rellena casera.
Durante la tarde hay pastelería, todo salido de la cocina del local. Si estás por la zona, hay buenos precios de combos con tostados o medialunas para llevarte y merendar. Los profiteroles, además de venir con el café, los venden por unidad ($ 1.50, más barato que una golosina del kiosko). Tiene muchos habitués que piden «lo de siempre» y son llamados por sus nombres.