Éste creo que es uno de los locales más grandes de Cuesta Blanca, sin embargo la ropa en general no está muy ordenada y cuesta hacer un recorrido sin perderse algún perchero. Las vendedoras son muy atentas y siempre están al acecho para ayudarte. Abundan las remeras holgadas(algunas con pésimos cortes), las faldas tipo mini, camisas y vestidos«de moda». En cuanto a los precios, están pésimamente puestos, no hay relación entre una remera y un sweater, los dos salen lo mismo!!! Por lo tanto considero que hay prendas baratas y otras no tanto. La calidad bajó bastante, tanto que algunas cosas se las puede encontrar en avellaneda. Recomiendo las liquidaciones, en la última se podían encontrar remeras a $ 139.
Alejandra A.
Tu valoración: 3 Buenos Aires, Argentina
Las chicas que se visten como en las revistas usan la ropa de Cuesta Blanca, parece que son hippies que mezclaron lo que encontraron en su placard y el de sus mamás pero probablemente pagaron una barbaridad por ese shortcito negro a lunares blancos. Y como no soy una loca de la moda ni me copa gastar fortunas para vestirme, no suelo ver sus vidrieras ni revisar sus percheros HASTA que llegan las liquidaciones. Y ahí si, me meto de lleno a revolver los mesones hasta dar con esa bermuda a buen precio que le da un poco de glamour al asado de los domingos. Los precios de liquidación son inigualables. Pero hay que ir con paciencia porque la ropa suele estar desordenada y muchas veces das con la remera que te gusta pero hasta dar con el talle empieza otra expedición. Otra a favor es que podés comprar un regalo en la Avenida Santa Fe y cambiarlo en cualquier local del país. Cambiadores a rolete.
Stefania S.
Tu valoración: 3 Buenos Aires, Argentina
A mi me da un poco la sensación de que Cuesta Blanca tiene un estilo un poco hippie chic. Algunas prendas son muy muy lindas, pero con una tendencia un poco ¿campestre? En general los precios son muy caros. Por ahí un pantalón está arriba de $ 600 lo cual me parece bastante innecesario pagarlo siendo que hay lugares mas baratos. Pero lo que tiene esta marca, que no lo tienen muchas de las marcas«top» es que cuando hay liquidaciones, tienen muy buenas ofertas. Ponen la ropa en mesas grandes para revolver y buscar lo que te guste, a unos precios mucho mas moderados.
Malena D.
Tu valoración: 3 Buenos Aires, Argentina
Hace unos años Cuesta Blanca era una marca de ropa femenina muy económica y con lindos modelos. Nunca se destacó por ser de calidad excelente, pero tampoco era mala. Era algo intermedio. Pero hoy en día los precios se les han ido por las nubes, y ya no es esa marca barata donde podías comprarte varias prendas de una sola vez sin sentirte culpable por tanto gasto. Este local en Santa Fe es gigante y esta llenísimo de ropa. Quizás está un poco desorganizado, ya que entrás y no sabés por dónde empezar a mirar. La ropa no está ordenada por prendas ni por colores: todo estpa mezclado con todo. En un mismo perchero cuelga un pantalón azul de vestir, una remera blanca de algodón y un sweater beige informal. No siguen ningún criterio para ordenar la ropa. Así que podés estar horas y horas revolviendo. Por suerte hay muchísimos probadores así que rara vez tenés que esperar para probarte. Si bien la ropa ya no es tan barata como hace unos años, siempre hay promociones al fondo del local(sobre todo en época de cambio de temporada, donde prácticamente regalan las prendas de la anterior). Además dependiendo de la prenda que elijas vas a tener diferentes precios: obviamente la ropa más básica siempre va a ser más barata que los modelos de la última moda. Los modelos son siempre lindos, y hay cosas clásicas y cosas bien modernas. Tengo sentimientos encontrados con las remeras, porque por lo general no tienen forma. Están mal hechas, son cuadradas y amorfas. Ni a los maniquíes les quedan bien. Pero como soy una persona insistente siempre que voy me pruebo igual, y alguna que otra vez encontré algún modelito mejor hecho y que me quedó lindo. También venden accesorios que están buenos. Collares, carteras, gorros, chalinas… Es cuestión de revolver un buen rato y probarse absolutamente todo.