Cervantes II

Maravilloso, un lugar donde se come y muy bien. Platos contundentes, ideales para estas noches de invierno. Lo mejor es ir varios para poder terminar los platos. Precios sumamente accesibles. El típico bodegón de barrio donde te dan precio y calidad. Y tienen más de diez tipos de postres. Bebidas a tono del lugar. Llegas con hambre, te vas feliz. Sumamente recomendable. Y buena atención al público.

Que un plato de escalopes y papas fritas alcance (y casi sobre) para un par de personas de «buen comer» (valga el eufemismo) habla de la generosidad de las porciones de Cervantes, y de lo buena alternativa que es dentro del rango de lugares con comida porteña (albóndigas, guiso de lentejas, toda clase de milanesas). Su cercanía al Congreso lo hace un comodín para los que trabajan en la zona y si vas al cine, por ejemplo, a la sala Gaumont. No hay grandes florituras: mozos «old school», salón pintado de rosa chicle, pero no estamos buscando más que un plato calentito y a buen precio que nos satisfaga, y en éso Cervantes cumple y dignifica.

Bueno, barato y con un ambiente muy particular. Es una comida típica, bien porteña, las milanesas son grandes, bien hechas, con porciones que dan para compartir y a precios más que justos.

Staff super unfriendly. free wifi? If they will give you the password (my waiter said there’s no wifi)
Limp salads, stale bread. The beef was excellent as it has been almost everywhere in BA.
There are much better places close by. Parilla Peña for one. I think some of the reviewers here must have come when a different set of staff were working? No me gusta!

Cervantes es el lugar que iba de chica, con mis viejos, donde la coca me tenia que durar toda la comida (anda a saber como hacia)
Es rica la comida, los mozos son charlatanes y el ambiente siempre es agradable

Si queres una opción buena, económica y barata para comer cerca de la zona de Congreso ESTE es el lugar.
Claramente llegué por las reseñas de los Unilocalers sino podes pasar por la puerta que no te llama la atención.y seguro seguis de largo. Es un salón muy grande, para adentro con muchas mesas y varios mozos de la vieja guardia que te atienden al instante.
Una carta con los clásicos de la comida argentina, desde bifes con acompañamientos varios, pastas, arroz con calamares, pollos, todo lo que quieras pero no te zarpes porque las porciones son abundantes y si estás a medio dia de trabajo te va a costar volver a tus actividades…
En mi caso como no trabajo por la zona fui un dia después de una guardia médica cercana y no dudé en entrar con mi hija. Ella fanática de las pastas se pidió fideos tallarines con salsa cuatro quesos y yo una suprema suiza con papas. El mozo nos miró y nos dijo «mire que es mucho eh?». Bueno lo que sobra lo llevamos y listo.
Dicho y hecho, las porciones eran enormes, apenas pude terminar la suprema y obvio la niña jamás terminó los fideos, el mozo se ofreció a envolverlos y nos fuimos felices y con la panza llena para nuestra casa. Precio y calidad insuperables!

Un excelente lugar para comprar comida para llevar (fue lo que yo hice), pero el salón se muestra agradable para comer ahí también. Cocina a la vista, pero sin olor en el restaurante, mesas con una separación que podría ser un poco mayor pero sin ruido en demasía.
Porciones super abundantes, muy ricas, y con una relacion precio/​cantidad/​calidad dificil de superar.

Abundantes porciones a un buen precio. Voy a volver obviamente.

Es el típico bodegón porteño para comer hasta explotar por bajos precios, no recomendado para paladares gourmets!

Fui un sábado a las casi 21 hs y apenas conseguimos una mesa.
Probé la tortilla de papas española, exquisita. Mi novio, siempre fiel, se pidió un matambrito de cerdo a la parilla y ambos compartimos todo. Nos llenamos muy bien. Otra cosa que probamos fue el vino de la casa, no soy experta pero estaba rico.
Los precios son buenos para las porciones, si bien ves a los mozos ir y venir con cantidades exorbitantes, todo parece ser así pero no se dejen engañar; mejor es preguntar antes si no conocen los cortes o porciones.
El ambiente es sencillo. No esperen un super lujo. Hay mesas con manteles negros, paneras simples (ni un quesito, ni mantequita) y todo bastante cerca entre sí. Está bueno para ir en grupo porque suelen armar grandes mesas, en pareja se siente mucho el barullo.
Salimos a las 22:30 aproximadamente y ya había una fila de, por lo menos, ¡20 personas! También hay que tener en cuenta que al ser un ambiente con grandes porciones y buen precio suelen arrimarse familias después del teatro o cine.

El lugar es para comer bien y punto. No esperes amabilidad del mozo, comodidad en el lugar y mucho menos limpieza extrema.
La comida exquisita y abundante. El pan riquisimo, pero ni un quesito untable!
La cocina está a la vista, lo cual le suma puntos, pero la cantidad de gente que hace cola para entrar y lo pegado de las mesas se los restan.

Si estás por la zona de Corrientes y Callao, hay dos lugares claves para conocer. Uno es la Parilla Peña, y otro es este bodegón, en dónde, seamos claros, no van a encontrar platería elegante, o adjetivos en la carta. Acá se va a comer, y a comer fuerte.
Cervantes (baba) tiene características claves que buscamos cada vez que salimos a comer: Porciones abundantes, ricas y a un MUY buen precio.
El menú es muy variado, tienen desde parrilla, hasta pastas; pero el fuerte son las minutas. Milanesas ENORMES, bien hechas, guarniciones potentes… muchas de las cosas son para compartir.
Cualquier plato, al día de hoy (26/​06/​2015) no supera los $ 100 pesos. Inclusive los más elaborados.
Tienen un salón bastante grande, o sea que se puede ir con gente, pero también se puede ir a pedir para llevar (no tienen delivery). Particularmente yo suelo comprar mucho para llevar, y lo más común es que un plato lo comparta con alguien.
Un detalle que me parece hermoso, es que tienen la cocina abierta, y se puede ver todo el tiempo lo que hacen los cocineros. No paran de moverse, y tienen todo muy ordenado, considerando que suele haber gente constantemente.
No llega a 5 estrellas quizás porque carecen de algún plato para el que viene con ganas de comer algo liviano, y por que al ambiente le falta un poco de trato acogedor.
Platos que recomiendo con vehemencia: peceto a la mostaza, milanesa maryland (bum), pollo con papas y bife de chorizo. También los postres son geniales!
Cerrar reseñas con un poema? por qué no! (besitos a Belén Francese)
Estás con hambre, y cerca de fin de mes
Pizza de Uggis otra vez no querés
Acerca tu humanidad a Perón 1883
Y empachate con un plato de CervantÉs (por favor no me echen)

Bodegón para comer muy rico, abundante y económico. Platos para compartir. Un infaltable del barrio.

¡Muy recomendado! Un lugar para comer buena comida argentina al mejor precio posible. Cervantes II no destaca por su decoración o atención, sino por la calidad de la comida, y eso para mí es perfecto. Éramos tres personas, llegamos a eso de las 20.30hs y encontramos mesa enseguida. A las 21 en punto ya había una cola extensa de personas esperando para sentarse.
Las porciones son abundantes. Yo pedí una suprema y los chicos un bife. Creo que Cervantes II es la mejor opción para comer comida de verdad, preparada con detalles y amor, a un precio justo.

Un bodegon tranqui, el ambiente es de un restaunte argentino de los antiguos. No esperen nada vistoso. Lo bueno es la comida, la mayoria de los platos son para compartir. El mejor plato es el matambrito con fritas, comen dos. Muy buen precio, 183 total, con el matambrito, fritas, una ensalada mixta y dos gaseosas.

Me encanta descubrir nuevos lugares en esta bella ciudad con interminables propuestas, siempre adecuado al contexto en que esté: Me gusta tener primeras citas en lugares románticos, brunchear o desayunar sin compañía en delís premium, almorzar ligero y barato los días hábiles cuando trabajo en el centro y comer en abundancia en bodegones cuando salgo con grandes grupos.
En ese contexto, mis amigos de uno de mis grupos de Rollers me llevaron a este clásico bodegón de la zona de Congreso, un Domingo a la noche donde para mi sorpresa el lugar estaba bastante lleno, aunque no tuvimos mayor problema para conseguir mesa para 10.
De ambiente informal y nivel sonoro tolerable para tener charlas, La atención del veterano mozo fue muy buena y cada uno se pidió su plato: Algunos extremadamente abundantes y al ser minutas llegaron rápido a la mesa. Otros mas rebuscados tardaron bastante mas en llegar. Todos terminamos saciados y a un precio bastante moderado: 100p por cabeza con vino y agua.
Prestando atención en el salón se notaba la presencia de comensales recurrentes (fundamentalistas del bodegón), familias numerosas, grupos grandes como el nuestro y alguna que otra pareja cincuentona. Del lado del mostrador mucha gente pedía comida para llevar.
Un toque bueno es que, si lo pedís, te envuelven lo que dejaste para que te lo lleves. En el caso de un amigo se pidió una tortilla a la española que tenía 3 pulgadas de alto. Sencillamente no pudo terminarla por mas hambre que tuviera y se llevó a su casa la mitad que sobró.
Como conclusión, se trata de una excelente opción que desconocía completamente y quedará incorporada en mis favoritos para este tipo de salidas.

Caí en el Cervantes de la mano de un amigo que vive a pocas cuadras del local. Es probable que sin él nunca hubiera entrado a este paraíso del buen comer, que de afuera no dice mucho y adentro casi ni decorado está. Pero qué rico se come ahí!
Las porciones son abundantes, los ingredientes se nota que son buenos y los precios son realmente más que atractivos. Una suprema de pollo a la Suiza por apenas unos 55 pesos (feb-​14) hoy por hoy tiene bastante de regalo. Mi amigo se pidió un lomo a la mostaza que tranquilamente podría habernos alimentado a los dos.
Pero la imagen que más grabada me quedó del lugar no fueron los platos sino los comensales. Frente nuestro teníamos un señor por encima de la barrera de los sesenta años y de los cien kilos, cenando sólo un domingo a la noche. Arquetipo del porteño de vieja escuela, que todavía le dice ‘pibe’ a los mozos aunque estos ya despunten canas, un tipo de buen comer que estaba allí precisamente para eso. Ma’ qué moda ni fusión ni que ocho cuartos, traeme un tino y el sifón y para comer lo de siempre.
Después de salir del Cervantes, lo único que se puede hacer es la digestión. Claramente no es un lugar para llevar una primera o segunda cita.

Si sos local, este bodegón va a colmar todas tus expectativas: barato, abundante y bueno. Si sos extranjero vas a conocer la gastronomía típica argentina sin esa decoración que atrapa por los ojos pero no tanto por el estómago.
Cervantes es una gran opción para ir en grupos grandes y compartir los megaplatos que tienen. Merecen mención aparte las costillitas a la riojana, las porciones de papas fritas, la tortilla a la española, las carnes (el bife de chorizo que comí era glorioso), las rabas y antipastos. Además tienen unas milanesas tuneadas (recomiendo una que se llama Alaska con queso y choclo) que están buenísimas.
El local es medio depre pero vale la pena la experiencia culinaria. Aconsejo buscarse una mesita pegada a la ventana para ver la calle y no quedar tan absorbido por el ruido del lugar (hay muchas mesas y mucho jubilado gritón je, especialmente al mediodía… a la noche hay grupos más jóvenes).
Los mozos van directo al grano– ¿Qué quiere?
Y ante la pregunta de ¿Tiene esto o esto? Sale un sí o no. Pocas palabras pero efectivos.
La relación precio– calidad– cantidad forma un trío obsenamente perfecto en Cervantes!

We had no idea that we were near such an iconic old-​school neighborhood fixture when we booked an inexpensive apartment for our BA stay. It’s made all the difference, as there’s nothing better to soak in the local culture.
Cervantes II is a parilla, a restaurant focussed on the grilling of beef. (Non-​beef alternatives include chicken, pork, seafood, salads, and even ravioli with tomato sauce.) Parillas focus on serving a variety of dishes, quality food, quick service, and low prices. And quantity. Each order will be more food than you imagine.
As written previously (and I translate badly from the Spanish), Cervantes II is «a neighborhood tavern, a large inn, with large capacity and frequently overcrowded with people waiting by the door.» It’s true; it’s always full. Don’t let this scare you: the service and turn-​over is fast; you’ll be sitting shortly. There’s also take-​out.
We’ve come here several times, trying different things, working through the menu. Recommendations — thus far — include rabas (calamari), matambre (fried pork), bife de chorizo (top sirloin steak), and bife de lomo (tenderloin steak).
Everything is made to order, there’s free Wi-​Fi, and there’s never any feeling of being rushed from the table. Enjoy.

Lo que más me llama la atención de este restaurant es que SIEMPRE está lleno. Todos los días. Y no es para menos.
Fui dos veces y no decepciona. Los platos son enormes. Se puede compartir tranquilamente si son dos personas que comen normal. Y si sos de buen comer, este es tu lugar.
Tienen gran variedad de platos y es muy económico comparado con otros lugares que quizás te sirven la mitad de lo que comes acá.
Lo único negativo es que si vas con un grupo grande, hay que esperar un rato la comida.

Lo primero que puedo aconsejar es que vayas con tiempo: vas a estar esperando un rato, en especial si vas en grupo grande. El local se llena y siempre hay gente esperando. Eso es porque la comida es muy rica y los precios más que razonables.
Las porciones son abundantes. Y me quedo corta. Con una porción de milanesa o suprema con fritas, comen dos y les sobra. La variante «Cervantes», que incluye un poquito de cada guarnición, es simplemente genial. Te permite variar y comer bastante. Las carnes son muy ricas y tiernas.
Los precios son razonables. De hecho, creo que son hasta mucho más baratos que otros lugares con porciones más chicas.
Siempre hay grupos grandes, familias y parejas que aprovechan las salidas por la zona de teatros para ir a cenar.

Cuando hablamos de «buen comer» solemos hablar de «comer mucho», no necesariamente de comer fino u original.
El Cervantes es EL lugar para la gente de buen comer, un restorán de «vieja escuela», que a veces mal se lo llama «bodegón» (no lo es: su infraestructura está pasada de moda, pero nunca fue tan básica como la de un bodegón, es simplemente un concepto que nos precede varias décadas).
La comida es rica, y hay especialidades que están desapareciendo de los restoranes porteños, como esas supremas rellenas que vienen «con todo», y la relación tamaño de porción-​precio es sencillamente la mejor de la ciudad.
El Cervantes se llena, siempre (a pesar de que el local es enorme), así que hay que ir temprano o con paciencia. Es un favorito de grupos grandes (familias ampliadas, gente de teatro, estudiantes, osos), por lo que puede agregarse un puntito más a la demora.
Y un dato que muchos no conocen: hacen delivery de toda su carta, sin precio extra, y si es algo que viene acompañado por fritas, es siempre la porción más gigantesca de fritas que se puedan imaginar.