Biblioteca del Congreso de la Nación

Sin saber que este edificio era una biblioteca era la epoca que me metia a cualquier lado y para conseguir silencio.
Efectivamente fui al entrar me pidieron todos los datos deje la mochila y lleve lo justo y necesario y la computadora.
Al entrar hay como mini salas encerradas pero que podes ver por los vidrios, mas al fondo esta donde pedis el libro que necesitas o sacar fotocopias.
Al conseguir un lugar donde sentarte es complicado estaba lleno y tenia que «mirar las caras».
Jusfo fui en un momento donde estaban reparando o no se que hacian un ruido impresionante…
Hasta que al fin consegui mi lugar confortable, se me acerco un hombre «desconocido a hablarme «al poco tiempo me fui con cero ideas de que no me entro nada en la cabeza.
El bano esta cerca aceptable.
Actualmente no se como se manejan o como esta ahora, pero vi muchas personas que solo entran para hacer tiempo o para quien sabe que hacer…
Volviera no lo creo dificil tiene que ser de vida o muerte, hay mejores lados sin dudarlo.

Lugar perfecto para los estudiantes, investigadores y periodistas, ya que tienen una enorme variedad de libros y temas, además de una gran hemeroteca.
Tiene una gran amplitud horaria (abre los 7 días de la semana también).
No venía desde que la reformaron por un incendio. No cambió mucho estructuralmente y es una pena que hayan sacado las vitrinas con recuerdos de cuando el edificio fue la Caja de Ahorro (alcancías antiguas, por ejemplo).
Muy buen wifi. En las salas de lectura también hay enchufes, lo que permite trabajar cómodamente con la notebook.
Baratísimas las impresiones con un tope de 100 pàginas por día.
Es una pena que algunos libros no están a disposición porque se supone que los tienen los senadores. Para esos hay que pedir un permiso y esperar 48 horas. Por ejemplo, está en esa situación el «Diccionario de dudas y problemas del idioma español». Cuando uno escucha hablar a los senadores, se da cuenta de que tienen los libros –al menos ese– al pedo (no creo que se ofendan por la expresión, ya que es la más descriptiva).
Un problemita: no dejan pasar con bebidas (algo lógico, pero si estás mucho tiempo es molesto salir cuando te da sed).

Cuando sos tesista y estás tratando de recibirte, te encontrás frecuentando lugares que nunca se te ocurrió que visitarías asiduamente como la Biblioteca del Congreso. Lo cierto es que es un lugar muy lindo, dentro de todo, en el cual dedicarse al trabajo.
La Hemeroteca de revistas (ojo que hemeroteca de diarios está en otro edificio) es el lugar que más tengo visto y del que mejor puedo hablar. Tienen un catálogo súper amplio que recorre una variedad de temas impresionante y que cubre casi 150 años, sino más, de historia (he visto que a un señor le traían revistas de 1880). Está abierta todos los días de 9 a 8 de la noche los días de semana y de 10 a 8 los fines de semana. Te dejan tocar todo sin mucho trámite e incluso fotocopiar si la publicación está en relativo buen estado. Así es como algunas cosas están medio dañadas o faltan páginas en algunas revistas (gente maleducada y descuidada va a haber siempre, no creo que sea culpa de la Biblioteca).
La atención es en general muy buena y los empleados intentan ayudarte con lo que puedan. Si justo lo que pedís no está a mano te dicen que te lo van a buscar para otro día o cosas así.
La sala de la hemeroteca, además de ser un espacio súper tranquilo (casi siempre está vacío), es una de las más refrigeradas del lugar. Si padecés de calores andá a sentarte ahí un rato y en 15 minutos vas a salir temblando. Llevar buzo si pensás quedarte un rato largo.
Un dato clave: Antes de ir a pedir material, asegurate de buscar lo que quieras consultar en el catálogo en las compus del salón principal y ANOTAR todo. En ese sentido son burocracia pura y te hacen llenar fichitas a mano por cada cosa que precisas. En la hemeroteca no hay wi fi y no pueden consultar el catálogo. No pierdas tiempo yendo y viniendo. Además, si no vas con algo muy específico en mente puede resultar un problema, así que investigá un poco en qué revista, en que número y de que año es lo que querés mirar. Si caés con algo tipo «quiero ver todas las revistas del año 66», con toda la buena voluntad del mundo que tengan los empleados no te van a poder ayudar.
Si querés sacar fotos y vas con cámara tenés que avisar en la puerta cuando entrás y «registrar la cámara». Si vas a sacar con el celular deberías avisar, pero yo nunca lo hice y por ahora no me han dicho nada.
La entrada a la biblioteca es gratuita y solo tenes que inscribirte con tu dni en la recepción así ya quedás en el sistema para todas las otras veces que quieras ir.

La Biblioteca del Congreso existe hace más de 150 años y se caracteriza por tener más de 3.000.000 de piezas bibliográficas.
Su misión es asistir a los legisladores en particular y a la comunidad toda sobre el acervo bibliográfico general, doctrinario, jurisprudencial y legislativo.
Con un catálogo que puede consultarse desde la web, y varias terminales de autoconsulta, sus bases de datos son de las más importantes de la nación.
Cuenta con 6 salas de lectura. También posee una hemeroteca y una sala de microfilms, donde están digitalizados muchos periódicos antiguos como «La Gaceta de Buenos Aires», «El Mosquito», «Caras y Caretas», etc.
También tiene un microcine con películas en constante exhibición (la mayoría argentinas); es cuestión de fijarse en la página web o darse una vuelta por la biblioteca para consultar la programación.
Su página web es muy completa y está bastante actualizada.
Las «contras» para mí son que carece casi por completo de luz natural y que tenés que dejar tu bolso en la entrada (bajo llave) –como en cualquier biblioteca pública-​. Por eso mucha gente sigue eligiendo para estudiar los afamados y a veces ruidosos bares porteños.

Siendo un enfermo como soy por todo lo que tenga que ver con la prensa escrita y las cosas del pasado, la Biblioteca del Congreso es como un parque de diversiones. A veces por alguna investigación, pero muchas otras veces por diversión, me doy una vuelta y reviso diarios y revistas viejas. Amo hacer eso.
La Biblioteca del Congreso tiene una gran hemeroteca que uno puede consultar totalmente gratis, sólo dejando tu DNI. Los empleados son amables y te ayudan, no son los típicos empleados públicos malhumorados. Se nota que les gusta su trabajo.
También hay, obviamente, libros, que uno puede consultar en una computadora por autor o por temática y después pedir a los empleados. Algunos muy viejos no se pueden fotocopiar, pero hoy por hoy todos los celulares tienen camarita y se pueden sacar fotos. Sino, hay una fotocopiadora a disposición (hay que pagar, por supuesto).
La Biblioteca del Congreso, junto con la Biblioteca Nacional, son dos lugares fundamentales para cualquier periodista, estudiante, investigador o curioso que quiera sumergirse en páginas amarillentas para rememorar historias pasadas.

La Biblioteca del Congreso tiene como objetivo principal poder asistir a los legisladores respecto a jurisprudencia, documentación y marco doctrinario para sus tareas diarias. Pero es una institución abierta cien por ciento al público en general, con un asesoramiento muy atento a cualquier consulta.
Claro que es de especial interés para estudiantes y profesionales de Derecho, Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Pero también tiene una completísima hemeroteca con una Sala de Revistas y una Sala de Periódicos, que como estudiante de Comunicación he consultado mucho.
Otro dato: tienen una «sala multimedia» (se parece más a un ciber), donde se puede usar computadoras con conexión a internet libremente.
Antes solía estar abierta durante toda la noche, por el servicio a los legisladores y porque muchos estudiantes (especialmente los del interior que viven en pensiones o con otras personas) lo necesitaban. Lamentablemente se llenaba de gente que no tenía donde pasar la noche, que usaba la biblioteca como refugio. Actualmente cierra alrededor de la medianoche.
Más allá del material, en la biblioteca reina un silencio y una comodidad difícil de conseguir. Cuando no puedo concentrarme en ningún lado, recurro sin duda a la Biblioteca. 10 minutos ahí valen por 1 hora en cualquier otro lado.